Perspectiva ALCA: 2 x 2 > 20

Los globofílicos dicen de los globofóbicos que estos se confunden con el argumento de la asimetría comercial, esto es: “que no puede haber relaciones económicas justas entre países muy ricos y países muy pobres”. Yo que soy médico y de globos solo creo en los que la vida me ha ido pinchando, entiendo que esta es una verdad de dos por dos igual cuatro. Aquí el confundido parece ser el señor Montaner cuando atribuye a los globofóbicos que lo que se exige como relaciones económicas justas son “transferencias de rentas de los países más ricos para lograr un mundo más justo”…pues, “lo que están comparando (los pobres) son patrones de consumo”. Yo, que atiendo ricos muy ricos y pobres muy pobres, entiendo que lo que quieren los pobres es que los países ricos les compren sus productos libremente, sin subsidios, sin medidas ni leyes o reglamentos globofílicos puestos por los globofílicos para beneficio propio (al fin y al cabo el mercado existe para lucrar). Estados Unidos, el segundo país después de Finlandia con el mercado comercial más libre, decretó un subsidio al acero del 30% y acaba de ser juzgado y sentenciado por la Organización Mundial de Comercio (OMC) como ilegal y fue penalizado por valor de 2.2 mil millones de dólares por el perjuicio producido al comercio mundial y especialmente a productores del tercer mundo, como Brasil. El señor Montaner no puede confundirse inocentemente al afirmar que existen “20 naciones prósperas” a las que millones de personas desean emigrar y “20 que son terriblemente miserables” de las que casi todos quieren escapar. No señor, hay mucho más de 20 países pobres. Según el presidente del Banco Mundial, de los 6 mil millones de habitantes del planeta, mil millones poseen el 80% de lo que se produce, mientras que mil millones viven con menos de un dólar por día.

Se dice una media verdad cuando se afirma que en esos 20 países ricos los índices de corrupción son los más bajos. Cierto, habrá tal vez menos de 20 casos de corrupción al año, pero lo que no se menciona, es que cada caso involucra el monto de varias veces la deuda externa de muchos países de América Latina. El caso de la empresa ENRON es un ejemplo reciente. También es cierto que en esos 20 países “la sociedad civil es la gran protagonista en el terreno económico”, pero tiene un severo lapsus menti cuando olvida a la industria militar de la guerra y las seudo empresas manejadas por ex militares o políticos con poder de decisión pública que “negocian libremente” con el Estado y sus dependencias, como el Pentágono. Halliburton y Bechtel, son dos ejemplos que valen por cuatro.

Montaner afirma correctamente, y en esto los globofóbicos parecen darle la razón, cuando dice que “el primer mundo es un gran espacio económico, con reglas del juego claras y uniformes, en el que los modos de producción y administración son parecidos, intercambiables y todos se benefician de las interacciones con todos, aunque la renta per cápita de Luxemburgo duplique la de Grecia o triplique a la surcoreana”. Estoy en total acuerdo que el libre mercado, tal como lo entienden los poderosos, les va al dedillo para negociar entre ellos –allí la décima parte de la población rica recibe el 29.1% de la renta total–, pero el mismo anillo no cabe en los dedos del campesino pobre –en América Latina el 10% más rico posee el 48% de la renta total*– …y no siempre por culpa de los pueblos pobres, sino de los malos gobiernos a los que financian y corrompen las empresas e instituciones manejadas por los 20 países ricos, por medio de extorsiones políticas y económicas para que acomoden sus leyes y puedan así garantizarles beneficios e intereses que en sus países de origen no les permiten o están fuera de la ley. Por otra parte, quisiera que se explique al público qué produce –lícitamente– Luxemburgo para que cada uno de sus habitantes (por Km2) tenga el doble ingreso de un griego o tres veces el de un surcoreano.

Lo que reclaman los mercados pobres, a mi modesto entender, es que les permitan competir en verdadera libertad, que los respeten en sus debilidades y que las leyes sean tan claras y justas como que 2 x 2 > 4. Y que los poderosos levanten sus subsidios agroindustriales y permitan a los pobres exportar sin barreras fitosanitarias inventadas, ni protecciones del medio ambiente que ellos tampoco cumplen. Recordemos los elevados índices de estrógeno en las carnes americanas que se exportan a Europa y los ignorados reglamentos de Kyoto sobre protección ambiental. George Soros, notorio especulador financiero contrario al darwinismo social neoconservador, reclama otra acción preventiva: “…reglas mejores y más justas de comercio no violarían la soberanía de los receptores”, asevera.

La asimetría mercantil no obedece a leyes autónomas o abstractas ni es un capricho de interpretación en un análisis de ocasión, pertenecen al complejo mundo de las ambiciones humanas y a las leyes de la naturaleza misma, puesto que en todos los mares del mundo el pez grande se alimenta del chico. Cuando esto no suceda, el planeta en que vivimos será distinto a lo que en realidad es y a lo que algunos pretenden vendernos en nombre de la libertad.

*Desigualdad en América Latina y el Caribe: ¿Rompiendo con la historia? Banco Mundial

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