Más de 40 millones de niños crecen en situaciones de pobreza en los países más ricos del mundo. En 17 de los 24 países de la OCDE (Organización de Cooperación y Desarrollo Económico) ha aumentado la pobreza infantil, según el informe Innocenti de UNICEF. Desde comienzos de los años 90 se viene produciendo un sinsentido: las economías de los países desarrollados crecen y, al mismo tiempo, se incrementan las tasas de pobreza, sobre todo de los niños.
Los niños se han convertido en una clase amenazada en Occidente. El porcentaje de niños pobres en el norte ha crecido de modo alarmante. En Estados Unidos y México, el 20% de los niños vive en situaciones con ingresos inferiores a la mitad de la media nacional. Lo que convierte a estos países en los Estados con peor índice de pobreza infantil.
Europa no se libra de las altas tasas de pobreza infantil. En el Reino Unido, el 15% de menores vive en situación de pobreza. Países como Portugal, Italia, Grecia, Irlanda o España tienen un porcentaje medio del 13%.
El informe sugiere que muchos de los miembros de la OCDE tienen la capacidad de reducir la pobreza infantil por debajo del 10%. UNICEF recuerda que en el norte existen "las herramientas suficientes para crear una diferencia significativa y un cambio de rumbo". Según la organización, el incremento de la pobreza infantil tiene sus causas en las políticas de los gobiernos nacionales, las condiciones del mercado laboral y las tendencias sociales.
Existe una relación estrecha entre las tasas de pobreza infantil más bajas y una proporción más elevada del gasto gubernamental destinado a familias y prestaciones sociales. Un buen ejemplo son las iniciativas de los gobiernos de Dinamarca, Noruego y Finlandia que son los países con las tasas de pobreza infantil más bajas del mundo. Estos países destinan 10% de su PIB a gastos sociales y han logrado reducir la "pobreza del mercado" en 80%.
La solución está no solo en el nivel del apoyo gubernamental, también en el modo en que se reparte el gasto. A veces, la calidad prevalece sobre la cantidad.
En este camino, UNICEF también plantea el problema dentro del ámbito de la exclusión social y la marginación.
Las políticas de intervención social pueden hacer que los índices de pobreza infantil desciendan 40% más que si se dejaran a merced de las imposiciones y las fuerzas del mercado. Un gobierno que se implica es un gobierno que responde al grito silencioso de los niños pobres.
La pobreza infantil necesita ser definida y revisada para avanzar.
Es uno de los Objetivos de Desarrollo del Milenio acordados por los 189 Estados miembros de Naciones Unidas. Entre las mejores prácticas que se proponen para conseguir erradicar la pobreza se encuentran el establecimiento de un nuevo límite al que pueda llegar el umbral de la pobreza y la actualización frecuente de los indicadores mediante un sistema de medición regular.
La tasa de pobreza infantil quedaría definida como la proporción de niños cuyo acceso a recursos económicos se encuentra tan por debajo de la norma en sus sociedades, que no pueden permitirse las cosas que aquellos que se encuentran a su alrededor consideran como normales. En cifras, la tasa de pobreza infantil quedaría registrada entre los 40 y 50 millones de niños que no pueden acceder a un bocadillo diario en una sociedad donde, según estimaciones de la Organización Mundial de la Salud, hay 17 millones de niños con sobrepeso.
Las mejoras sociales y el progreso todavía no están al alcance de todos.
A pesar de vivir en un mundo global, las desigualdades no dejan de aumentar. Las diferencias entre el norte sociológico y los países empobrecidos del sur no son las únicas que crecen.
Las diferencias entre los "ricos" y los excluidos en el interior de las fronteras de cada país también aumentan.
Ante esta situación, se hace difícil pensar en la voluntad de los gobiernos para erradicar la pobreza en el mundo. Cuando el norte se preocupe por acabar con "sus" desigualdades, los países empobrecidos del sur tendrán una esperanza.
