WASHINGTON, EU/DPAEl presidente estadounidense, George W. Bush, preparó un menú profundamente americano a su homólogo francés, Nicolas Sarkozy, en el encuentro informal que mantuvieron en la residencia marítima de Walker's Point en Kennebunkport, estado de Maine, en la esquina noreste de Estados Unidos.
El jefe de Estado francés se encuentra de vacaciones en el cercano New Hampshire, pero vive el resto del año en París, ciudad que se considera la capital de la alta cocina y la alta moda.
Pese a ello, Sarkozy llevaba unos pantalones vaqueros, la prenda estadounidense que conquistó el mundo.
Y Bush le ofreció un menú de la típica barbacoa local, con hamburguesas y salchichas, para muchos los íconos del imperialismo cultural de Estados Unidos.
"Le daremos a elegir entre hamburguesas o hot dogs", dijo Bush a la prensa mientras esperaba la llegada de su homólogo francés. La madre de Bush, la ex primera dama Barbara Bush, anfitriona del encuentro, describió el menú como "un almuerzo familiar tradicional".
Uno de los reporteros preguntó por la presencia de ketchup y mostaza. "Depende de él. Hay de todo ahí", dijo Bush.
Como toda madre que hace hincapié en la importancia de los vegetales, Barbara Bush subrayó que también se serviría "maíz local de Maine", además de ensalada verde y tomates frescos. "Si Sarkozy quiere, puede pedir un trozo de pastel de arándanos, hay muchos arándanos frescos aquí en Maine", agregó el Presidente.
Cuando el antecesor de Sarkozy, Jacques Chirac, se opuso de forma vehemente a la guerra de Irak en 2003, en Estados Unidos se popularizó la descalificación de los franceses como "monos comedores de queso". En una posible referencia a ello, un reportero preguntó a Bush si Sarkozy iba a traer queso.
El Presidente no picó ante la pregunta poco diplomática. "Pienso que traerá buena voluntad. Trae un buen cerebro, buenas visiones y buena voluntad".
Al llegar, Sarkozy echó mano de las estadísticas para defender el hecho de que pase sus vacaciones en Estados Unidos, una decisión muy controvertida en su país. "Vine de vacaciones aquí, como otros 900 mil franceses que lo hacen cada año", afirmó.
El remate de humor llegó cuando otro reportero le pidió que dijera algo en francés, y el Presidente se negó: "Apenas puedo hablar inglés".

