Los egipcios votarán miércoles para presidente, en unas elecciones que según fuentes diplomáticas occidentales serán las primeras en el país en un contexto de pluralismo, aunque hay dudas internas sobre la transparencia de los procedimientos.
El presidente Hosni Mubarak gobierna desde 1981 y todo indica que será reelecto, en medio de objeciones de la justicia a la transparencia del sistema. El gobierno de El Cairo anunció ayer su rechazo a que observadores de ONG e independientes supervisen el acto comicial.
Por primera vez, los egipcios podrán decidir entre 10 candidatos quién los gobernará, con lo cual queda atrás el habitual referendo por el "sí" o el "no" a la continuidad del "eterno" Mubarak.
CAMBIO ELECTORAL
Luego de las presiones de Occidente, Mubarak, de 77 años, accedió a reformar el sistema electoral en febrero con retoques hacia el pluralismo que pueden, sin embargo, permitirle un quinto mandato, por un período de seis años.
En mayo esa reforma fue aprobada en un referendo, criticado por varios sectores, como el judicial, por entender que los cambios hacen casi imposible una verdadera competencia democrática.
Ello determinó el retiro de la oposición, que prometió boicotear los comicios.
De igual modo, después de un cuarto de siglo en el poder, Mubarak se mide con otros nueve candidatos, aunque en condiciones desiguales, que otorgan una victoria descontada al presidente.
SIN OBSERVADORES
El primer ministro, Ahmed Nazif, confirmó ayer que no será permitido el acceso a los observadores de las ONG a los sitios de votación. "La presencia en los centros de votación de individuos provenientes de afuera, como las ONG o periodistas, sería un impedimento dado que esperamos una amplia participacion", dijo Nazif en conferencia de prensa.
El presidente no será sometido a un simple referendo esta vez y por eso realizó una campaña proselitista organizada por su hijo Gamal en las que abundaron las promesas, como la creación de 4.5 millones de empleos, aumentos salariales, escuelas, hospitales y reformas políticas.
El hijo del mandatario es visto por algunos observadores como su heredero político, como es tradición en la región. Egipto tiene una población de 72 millones de personas, 32 millones de las cuales se inscribieron para sufragar en las más de 9 mil 800 mesas distribuidas en el país.
Según los observadores, la abstención será elevada y el mejor pronóstico habla de una afluencia de 25% de los electores.
