El expresidente colombiano Álvaro Uribe tildó al argentino Adolfo Pérez Esquivel, premiado en 1980 con el Nobel de la Paz, de ser el “padrino” de una venganza criminal contra su gobierno de ocho años.
“Aquí hay una venganza de los criminales contra mi gobierno (2002-10)”, sostuvo Uribe al justificar, en una entrevista que publicó ayer el diario El País, de Cali, la nueva polémica en la que ha entrado con Pérez Esquivel.
Uribe rechazó hace cinco días una intervención del activista argentino en un foro internacional sobre la paz en Colombia, que se celebró entre el 21 y 23 de febrero en Buenos Aires.
En una conferencia, Pérez Esquivel indicó que en Colombia ha faltado voluntad política para llegar a un acuerdo de paz, y advirtió que “para muchos la guerra y el narcotráfico son un gran negocio”.
Los responsables de ambos problemas son conocidos y “tienen que ver con los intereses estratégicos de la región”, según el argentino. “Uno se frustra y se ofusca mucho de ver un nobel que ha sido un verdugo contra la institucionalidad colombiana hace muchos años”, expresó Uribe, para quien Pérez Esquivel procede, ante Colombia, “sin objetividad y sin veracidad por sesgos ideológicos”.
“Ese señor no lo conozco ni me conoce y me tiene que respetar”, enfatizó Uribe, quien el pasado día 22 sostuvo que el activista argentino hace favores a las Fuerzas Armadas Revolucionarias de Colombia (FARC), promueve el terrorismo de esta guerrilla.
Entonces, el expresidente colombiano también anunció que presentaba en Bogotá una denuncia penal contra el Nobel de la Paz.
“Los ciudadanos tenemos unas instancias judiciales y es importante que ese señor acuda a ellas a sustentar las acusaciones que me hizo en un foro al cual asistían personas que no podrían negar sus vinculaciones con el terrorismo”, subrayó en la misma entrevista.
El expresidente consideró que la “venganza de los criminales” es contra “un gobierno que encontró 60 mil terroristas y los redujo a 8 mil (...), que extraditó mil 200 personas, que desmontó los paramilitares y debilitó la guerrilla, que le quitó a las FARC su ilusión de tomarse el poder en Colombia”.

