El papa Benedicto XVI presentó ayer un esperado documento en el que rehabilita la misa en latín, 40 años después del Concilio Vaticano II.
El Motu Proprio (documento escrito por el Papa por iniciativa propia), que lleva por título Summarum Pontificum, propone recuperar la antigua misa tridentina si "así lo desea un grupo de creyentes" en una comunidad.
En la misa, instituida en el concilio de Trento hace 500 años, las principales oraciones se pronuncian en latín y el sacerdote da la espalda a sus fieles.
El antiguo rito fue prohibido temporalmente hasta 1984, cuando el papa Juan Pablo II permitió su recuperación pero sólo bajo estrictas normas especiales autorizadas por un obispo.
La medida es considerada de enorme contenido simbólico y de gesto hacia los tradicionalistas de la Iglesia católica, que rechazan la reforma litúrgica del Concilio Vaticano II (1962-1965). Esta reforma se considera un importante paso en la apertura y modernización de la Iglesia.
Sin embargo, Benedicto XVI subraya en su documento que la misa en latín debe ser considerada una "forma de expresión extraordinaria", mientras que la habitual seguirá siendo la moderna, establecida en 1970, en la que la liturgia se realiza en el idioma de cada país.

