Armas, drogas y homicidios tras los muros es lo que la periodista venezolana Patricia Clarembaux recoge en su libro “A ese infierno ya no vuelvo”, que cuenta el drama de las cárceles de su país, las más violentas de América.
En los 31 centros penitenciarios que albergan a unos 24 mil 360 presos murieron 422 reclusos en 2008, lo que convierte a Venezuela en el país del continente con más muertes violentas intramuros, según datos del Observatorio Venezolano de Prisiones (OVP). Afirma el Observatorio que el número de muertes violentas en las prisiones venezolanas superó en 2008 las que hubo en todas las cárceles de México, Brasil, Colombia y Perú juntas, y si se amplía la muestra a los últimos 10 años, se alcanza un total de 3 mil 664 asesinados.
Desde las páginas del periódico “Tal Cual”, Clarembaux se dedicó durante tres años a denunciar el horror en el que “sobreviven” los presos de su país, totalmente “olvidados por el Estado”, que les condena a vivir en “condiciones infrahumanas”. La periodista reportalas cárceles hacinadas, sin paredes, en las que se acumula la basura y hay todo tipo de drogas.
