Un equipo de fiscales rusos confirmó ayer, miércoles, que los restos hallados el año pasado pertenecen al único hijo y a una de las hijas del zar Nicolás II, asesinados por los bolcheviques hace 90 años.
La unidad principal de investigación de la Fiscalía General afirmó que las muestras de ADN y un análisis de los dientes demostraban que los restos, hallados cerca de la ciudad de Ekaterinburgo, en los Urales, son los del príncipe Alexei, de 13 años, y de su hermana María.
Los verdugos bolcheviques fusilaron al zar y a su familia el 17 de julio de 1918, en el sótano de la casa de un comerciante en Ekaterinburgo, mil 450 kilómetros al este de Moscú. Después intentaron destruir los cuerpos, que finalmente fueron arrojados a fosas.
Ayer miércoles, cientos de rusos acudían al lugar en el que la familia real fue asesinada para conmemorar el 90 aniversario del magnicidio.
La familia Romanov gobernó Rusia tres siglos; antes de la Primera Guerra Mundial que ayudó a alimentar la rebelión. Nicolás II abdicó en 1917 en medio de una creciente inestabilidad que desembocó en la Revolución Bolchevique cuando Vladimir Lenin asumió el poder del país.
Desde el colapso de la Unión Soviética en 1991, el Estado y los rusos han revisado la historia, de modo que Nicolás II lideraba una encuesta reciente de la televisión estatal sobre grandes rusos en la historia, superando al dictador soviético Josef Stalin.
La iglesia Ortodoxa ha canonizado al Zar y a su familia como mártires y salvo por el príncipe y la hija, de cuyos restos se desconocía el paradero, les dio sepultura en 1998 en catedrales de San Petersburgo.