El jueves santo, Santa Cruz de Mompox vuelve al pasado. Las puertas y ventanas de las casonas altas y blancas de la Calle Real del Medio de esta ciudad, fundada en 1540 por el conquistador Alonso de Heredia, se abren de par en par. Las familias se sientan debajo de sus arcos para ver pasar a la procesión de los 14 pasos que sale a las cuatro de la tarde de la iglesia Santa Bárbara.
Un ejército de hombres y niños vestidos de túnicas azules, de cordones y velos blancos, a los que llaman nazarenos, que visten así por promesa o por una tradición heredada de sus padres, ocupan el centro de la calle y se dispersan a lo largo de unas ocho cuadras.
De un lado y de otro, las aceras que todavía hierven de calor, se colman con centenares de fieles desgajados de Mompox, y de todos los confines del departamento de Bolívar (en la costa colombiana).
Incluso, llegan visitantes de otras partes del país a celebrar la Semana Santa en esta ciudad colonial que fue la tercera más importante del virreinato de la Nueva Granada, como se llamaba Colombia.
PATRIMONIO
Santa Cruz de Mompox -ciudad que fue declarada Patrimonio Histórico de la Humanidad por la Unesco (Organización de Naciones Unidas para la Educación, la Ciencia y la Cultura) en 1995- es uno de los lugares de Colombia, que aún conserva con fuerza el fervor religioso de la Semana Mayor.
Los otros dos son Pamplona, en Norte de Santander y Popayán, en Cauca.
LOS NAZARENOS
A los hombros de los nazarenos van los "pasos", que son las imágenes de madera que recrean las 14 estaciones del Vía Crucis padecido por Jesús, el nazareno, hace más de dos mil años.
Uno de estos nazarenos momposinos es Antonio Anaya, ganadero y comerciante quien desde que tiene uso de razón se pone la túnica azul el jueves y viernes santos.
"Estoy pagando una manda (promesa) desde los tres años, padecía de ahogo", dice Anaya, de 45 años. Asegura que desde que empezó a vestirse con el traje de nazareno se curó. Anaya cuenta su historia mientras hace una estación esta procesión. Son casi las ocho de la noche. Está previsto que la procesión llegue a su morada, la iglesia de San Francisco, situada a un kilómetro de la de Santa Bárbara, a eso de la una de la madrugada.
Hasta esa hora, no aguantará cargar a La Dolorosa –la última escena de la procesión- Carlos Montero de 12 años. Montero, dice que en su familia se visten de nazareno su papá, un hermano que va con él, alrededor del paso de la virgen, y varios primos.
En esta procesión participan cerca de mil 500 nazarenos, según calcula María Elvira Vitola, quien cuenta que ese ejército de hombres y niños de trajes azules participa también en las procesiones del viernes, la del Santo Sepulcro, y en la del jueves de dolores, que se realiza en la semana previa a la Semana Santa, y para la que se tienden alfombras de aserrín, que recrean pasajes de la crucifixión y pasión de Jesucristo.
El fervor en Mompox, se vive antes y durante las procesiones.

