Mediante una nueva resolución que debatirá el Parlamento en Belgrado, Serbia quiere subrayar su soberanía en la región secesionista de Kosovo, administrada desde 1999 por la ONU.
La provincia, habitada en su mayoría por albaneses, es una parte integral de Serbia, sobre cuyo estatus solo puede decidir el Consejo de Seguridad de la ONU, señala el borrador que podría ser aprobado esta tarde.
Previamente, el primer ministro Vojislav Kostunica y el presidente Boris Tadic, los dos socios de gobierno enfrentados, se habían puesto de acuerdo sobre el contenido del texto. El arreglo podría servir para que la coalición de Gobierno supere el duro golpe en vista de la independencia cada vez más probable de la provincia sureña.
Serbia "analizará" sus relaciones diplomáticas y de otro tipo con todos los países que reconozcan la independencia de Kosovo, añade la resolución. Eso afecta en primer término a Estados Unidos y a la mayoría de los miembros de la Unión Europea, que apoyan la separación de la provincia tras el fracaso de las negociaciones entre Belgrado y los albanokosovares. Los serbios rechazan también una misión prevista de la UE en la provincia, sin que antes se produzca una decisión en el Consejo de Seguridad de la ONU.
