Un nuevo desastre natural volvió ayer sábado a sembrar la tragedia en el norte de Irán, donde un terremoto de seis grados en la escala abierta de Ritcher causó la muerte a más de 550 personas y dejó heridas a cerca de dos mil.
Según el Centro Sismológico de la Universidad de Teherán, la tierra tembló a las 7:30 de la mañana hora local (03:00 GMT) de ayer en la provincia septentrional de Qazvin, a unos 125 kilómetros al norte de capital, y su efecto se sintió en esta ciudad y en las provincias de Gilan, Kurdistán, Zanjan y Hamdan.
La intensidad del terremoto y la cercanía del epicentro desató el pánico en la capital del país, donde los sobresaltados habitantes se lanzaron a las calles ante el temor a las réplicas.
Tras el primer movimiento telúrico se sintieron otras tres sacudidas de 4.8, 4.1, y 5.2 grados en la escala abierta de Ritcher, con epicentro en la propia Qazvin, entre las 8:10 de la mañana y las 15:11 de la tarde de ayer.
Dotaciones de bomberos, ambulancias y efectivos del Ejército iraní colaboran desde primeras horas de la mañana de ayer en labores de rescate y desescombro en las poblaciones afectadas, algunas de las cuales quedaron prácticamente arrasadas.
Fuentes de los bomberos iraníes que siguieron trabajando en la zona a pesar de la llegada de la noche, confirmaron que es muy posible que haya aún numerosos cadáveres bajo los escombros.
El hecho de que el sismo se produjera en la mañana ayudó a incrementar el números de fallecidos, ya que la mayor parte de la población se encontraba durmiendo en sus casas.
El director de la Media Luna Roja en la región, Mayid Shalviri, a quien cita la agencia oficial de noticias iraní IRNA, reveló que la mayor parte de las víctimas perdieron la vida en la ciudad de Buin Zahra, en la provincia septentrional de Qazvin.
La provincia se encuentra sobre una falla corta pero muy tensa que ya en septiembre de 1962 provocó un intenso movimiento sísmico que se cobró la vida de más 12 mil personas y destruyó casi completamente 124 aldeas.
Según el gobernador de Qazvin, sólo en los distritos de Avaj y Abgarm más de 450 personas murieron, mientras que cerca de mil 200 se encuentran en los saturados hospitales.
Además, el departamento de desastres naturales cifró entre el 50% y 90% el porcentaje de destrucción y daños materiales sufridos por 20 pueblos de la región.
Tras conocer el alcance de la tragedia, el presidente de Irán, Mohamed Jatamí, ordenó al Ministro de Interior, Abdulvahid Mousavi-Lari usar de forma coordinada todos los recursos del Estado para ayudar a los damnificados.
En declaraciones divulgadas por IRNA, Jatamí pidió al ministro que asumiera personalmente la grave responsabilidad que tiene el Gobierno y la Nación en este dramático suceso.
Poco después, el presidente iraní apareció ante las cámaras de televisión para ofrecer sus condolencias a la estimada y brava nación iraní y a las valerosas familias.
La propia televisión inició una campaña de ayuda a las víctimas, y pidió la colaboración ciudadana para enviar a la zona mantas, medicina, alimentos y otros productos de primera necesidad.
El primer país en ofrecer su solidaridad a Irán ha sido Rusia, que ha comunicado a Teherán su disposición a enviar enseguida ropa, tiendas de campaña, comida y equipos médicos.
Irán es uno de los países del mundo más afectados por los terremotos y, según cifras oficiales, cerca de un millar de sismos de consideración se han registrado desde 1991 y han causado la muerte de cerca de 18 mil personas y heridas a unas 54 mil.

