Terri Schiavo, que estuvo en estado vegetativo durante 15 años, murió ayer jueves en Florida, 13 días después de que le fuera desconectada la sonda que la alimentaba.
La encarnizada lucha familiar por su destino la acompañó hasta la muerte: su esposo Michael Schiavo estuvo a su lado en los últimos minutos, pero a sus padres se les negó la entrada.
El religioso conservador Frank Pavone dijo que Michael acaparó la despedida, y que la madre y el padre de Terri sólo pudieron abrazarla cuando ya estaba muerta.
DEBATE ABIERTO
La muerte de Terri Schiavo deja abierto el debate sobre los derechos a la vida y a la muerte, que tendrá repercusiones a largo plazo en el país, indicó el gobernandor de Florida, Jeb Bush, quien luchó hasta el último momento por mantener con vida a la enferma.
El debate que generó el caso Terri Schiavo "trascendió la política", añadió. "Su experiencia elevó la importancia de las familias que enfrentan asuntos relacionados con el fin de la vida. Ese es un legado increíble", señaló Jeb Bush.
Su hermano, el presidente George W. Bush, dijo que "millones de estadounidenses están tristes" e instó a trabajar por una "cultura de vida", al tiempo que le manifestó su pésame a la familia de Terri Schiavo.
La sociedad debe trabajar en proteger a aquellos cuyo destino depende de otros, dijo Bush en referencia a la condición de la mujer. "Los fuertes tienen la obligación de proteger a los débiles", señaló el mandatario.
El presidente ya se había expresado claramente a favor de la posición de los padres de Terri Schiavo, que querían mantener a su hija con vida.
En la Cámara de Representantes de Florida se guardó un minuto de silencio tras conocerse la noticia de la muerte de Terri a los 41 años.
Terri Schiavo permanecía en estado vegetativo desde 1990. Desde 1997, Michael Schiavo pidió que se dejara morir a su esposa, mientras que los padres hicieron lo posible por evitarlo.
El 18 de marzo, se le retiró por tercera vez a Terri la sonda de alimentación por deseo de su esposo.
Los padres no han hecho comentarios. Su abogado David Gibbs dijo que primero necesitan un tiempo de duelo. Tampoco Michael Schiavo, que desde el 18 de marzo vivía en la clínica, dijo nada de momento. Un amigo, que habló con él después de la muerte de Terri, dijo a la cadena CNN que Michael lloró al teléfono.
La disputa familiar, que aparentemente comenzó en 1993 con desacuerdos sobre el cuidado de Terri y el uso de un millón de dólares ganados en una demanda por mala praxis, amenaza con continuar aún después de su muerte.
Su marido, quien tiene la custodia, quiere que se realice una autopsia para terminar la disputa sobre su condición física. Los padres de Schiavo insistían en que podía recuperarse.
Tras la autopsia, Michael Schiavo quiere que su cuerpo sea cremado y los restos sepultados en Pennsylvania. En cambio, los Schindler luchan contra la cremación y pretenden que el cadáver sea enterrado en Florida.




