MOSCÚ, Rusia/REUTERSLa Unión Europea (UE) lanzó ayer miércoles su primer satélite de navegación, Galileo, puesto en órbita para competir con el Sistema de Posicionamiento Global (GPS) de Estados Unidos.
La agencia espacial rusa Roskosmos dijo que el dispositivo, de 600 kilos y denominado Giove-A, se situó en su órbita prevista, a 23 mil kilómetros de la Tierra, después del lanzamiento en un cohete Soyuz desde el cosmódromo de Baikonur, ubicado en el medio de la estepa de Kazajastán.
El programa Galileo, de 4 mil millones de dólares que deberá entrar en servicio en 2008 y eventualmente desplegará 30 satélites, podría acabar con la dependencia europea del GPS y ofrecer una alternativa comercial al sistema dirigido por el Ejército estadounidense.
El GPS es actualmente el único sistema mundial que ofrece servicios que van desde la asistencia a los conductores de vehículos, hasta la ayuda en tareas de rescate. Los críticos dicen que sus servicios para civiles son menos precisos que los que se dirigen a propósitos militares o de inteligencia.
La precisión de Galileo para ubicar la posición de un objeto será de un metro o menos, mientras que el sistema GPS tiene una precisión de más de 5 metros.
¿SÍMBOLO DE ÉXITO?
Los críticos de Galileo consideran que es un innecesario ejercicio de grandeza política, que probablemente no será viable comercialmente, debido a que el sistema GPS es gratuito y pronto será mejorado. Pero quienes lo defienden señalan su futuro rol en el nuevo sistema de tráfico aéreo europeo y planean integrarlo a los servicios de telefonía celular, que deberían brindar amplias oportunidades comerciales.
El sistema de Galileo se organizará como una alianza del sector público y el privado. La Comisión Europea pretende que dos tercios de la financiación procedan de la industria y el resto de las arcas públicas. Galileo, que se desarrolla con la ayuda de varios países no europeos como Ucrania, Israel y China, creará unos 140 mil puestos de trabajo en Europa, según funcionarios europeos. La UE y Estados Unidos llegaron a un acuerdo el año pasado para hacer que Galileo fuera compatible con el GPS.
Inicialmente Washington había desaprobado a Galileo, porque podría suponer una amenaza de seguridad, al interferir con las señales de la nueva generación del GPS.

