La vieja imagen de Siria como un paraíso para los fumadores está condenada a morir desde ayer miércoles, día en el que entra en vigor un decreto presidencial que prohíbe el consumo de tabaco en cafeterías, restaurantes y cualquier espacio público.
El decreto destierra el tabaco de instituciones educativas, centros de salud, instalaciones deportivas, cines, teatros, lugares de culto y transportes públicos.
Solamente se podrá fumar en cafés y restaurantes con espacios al aire libre o que dispongan de estancias correctamente ventiladas. Los locales han tenido seis meses para adaptarse a la nueva normativa.
De esta manera, el país árabe iguala su normativa contra el tabaco con las europeas y estadounidense, muy restrictivas.
Los restaurantes y hoteles que permitan a sus clientes fumar podrán recibir multas de hasta 40 mil libras sirias (unos $900), mientras que el fumador podrá ser multado con 2 mil libras ($46).
Esto causará un profundo trauma para los más de 5 millones de sirios que cada día encienden más de 10 millones de cigarrillos.
