¿Desea reducir la contaminación ambiental? Lávese la cabeza con champú contra la caspa.
Bueno, es posible que eso sea una exageración. Pero, un investigador ha descubierto cantidades insólitas de caspa y otros desprendimientos de la piel, así como polen y pelos de animales, que flotan en el aire y son conocidos con el nombre genérico de aerosoles.
Los aerosoles, minúsculas partículas que flotan en el aire, son estudiados a fondo porque constituyen un factor importante en la regulación del clima, dado que absorben el calor y con ello entibian el aire, o reflejan a luz del sol, y con ello lo refrescan.
Los aerosoles son también importantes para la formación de la lluvia y la nieve.
Pero hasta ahora se creía que la cantidad de material celular, tales como bacterias, fragmentos de plantas, esporas y similares, era sólo una proporción pequeña del aerosol, comparada con los polvos minerales, de arcilla o provenientes de las sales marinas.
Ahora, Ruprecht Jaenicke, del Instituto de Física Atmosférica de la Universidad de Maguncia, en Alemania, ha estudiado ejemplos de aire y ha descubierto que los materiales biológicos pueden abarcar hasta un 25% del aerosol en ciertas regiones y hasta un 40% en otras.
Los resultados de su estudio se presentan en la edición de la revista Science.
Jaenicke informó que el porcentaje de materiales biológicos en los aerosoles ascendió a un máximo del 40% en Maguncia en septiembre, y a un 30% en octubre. Un estudio realizado en el lago Baikal de Rusia indicó la existencia de más de un 30% de materiales biológicos en septiembre.
Dijo que no ha descubierto un ciclo anual firme en las oscilaciones de los aerosoles, aun cuando admitió que el polen es más abundante en la primavera, mientras que las materias celulares deterioradas son más comunes en el otoño y el invierno.
El científico calculó que el total de partículas biológicas en el aire, en el mundo entero, ascendería a unos mil millones de toneladas anuales.
Un panel de la Organización Meteorológica Mundial había calculado en cambio que las partículas biológicas del aire sumaban unos 56 millones de toneladas anuales, comparadas con 3 mil 300 millones de sales marinas y 2 mil millones de polvos minerales.
Los resultados del estudio implican que las partículas biológicas deben tomarse en cuenta en las mediciones meteorológicas y en el tratamiento de alergias, dijo Jaenicke.
"No deben considerarse una contribución menor" a esos fenómenos, declaró el científico.







