La reina Isabel II de Inglaterra conmemoró el pasado miércoles seis de febrero el quincuagésimo aniversario de su ascensión al trono, su Jubileo de Oro, que se celebrará con un año de festejos en todo el Reino Unido.
La soberana marcó la fecha de su aniversario con una visita a un centro de tratamiento contra el cáncer de pulmón, la enfermedad que costó la vida a su padre, el rey Jorge VI, el 6 de febrero de 1952.
Aquel día, Isabel, que apenas contaba 25 años, se convirtió automáticamente en reina de Inglaterra.
Pero la soberana conmemora -no celebra- el seis de febrero, ya que es el aniversario tanto de la muerte de su padre como de su llegada al trono, por lo que la reina suele pasar el día recogida. Pero por ser este año el de su Jubileo, esta vez saló a la calle.
Es así como la soberana inauguró el Centro MacMillan para el tratamiento contra el cáncer en el Queen Elizabeth Hospital de Norfolk, en el este de Inglaterra.
Este acto público precedió a otros muchos que tendrán lugar en los próximos meses para celebrar el Jubileo.
El pasado miércoles, la reina de Inglaterra, Isabel II, eligió internet como medio para dirigir a sus súbditos un mensaje con motivo del cincuentenario de su accesión al trono y en él les solicita que dirijan su mirada al porvenir con confianza y esperanza".
Entre las celebraciones más simbólicas figura un discurso que pronunciará ante las Cámaras de los Comunes y de los Lores el próximo 30 de abril, apenas la quinta vez en cincuenta años que la monarca leerá un discurso personal ante diputados y lores.
La soberana viajará además a varios países de la Commonwealth, la mancomunidad de naciones de habla inglesa, entre ellos Aus-tralia, Nueva Zelanda y Jamaica, y recorrerá el Reino Unido.
Y también para dar un aire internacional a los festejos, Isabel II inaugurará el 25 de julio en Manchester (noroeste de Inglaterra) los Juegos de la Commonwealth.
Los días que coinciden con el aniversario de la coronación propiamente dicho -3 y 4 de junio- han sido declarados de fiesta nacional para animar al pueblo a que participe en las celebraciones.
Esta medida será, sin duda, muy popular en uno de los países con menos días de fiesta de Europa. Pero lo malo para la familia real
es que en esos días también se inaugura el Mundial de fútbol.
Habrá que ver, entonces, si cuando los británicos salgan a la calle lo harán para aclamar a su soberana o a su selección nacio-nal.
