Se suponía que la inmigración ilegal iba a ser el tema dominante de la campaña presidencial. El terrorismo y la ocupación de Irak, que monopolizaron el debate en las elecciones del año 2004, también debían figurar en forma prominente.
Lo mismo que cuestiones sociales como el casamiento entre gays y el aborto. Se esperaba que la oposición al casamiento de los gay movilizase a los conservadores en varios estados.
Nada de eso ha sucedido.
La debacle histórica de los mercados financieros en Estados Unidos pasó a ser el tema casi exclusivo de la campaña y todo lo demás quedó relegado.
“La crisis económica es alarmante, el electorado está muy asustado y se enfoca únicamente en lo que hay que hacer para salir de esto”, comentó Jeffrey Bosworth, profesor de ciencias políticas de la Universidad de Mansfield en Pensilvania. “Lo único que importa es cuál de estos tipos puede manejar mejor la economía. Todo lo demás pasa a segundo plano”.
La crisis sin duda perjudica al republicano John McCain. Las encuestas indican que el electorado estima que los demócratas son quienes mejores posibilidades tienen de rescatar la economía y Barack Obama le ha sacado amplia ventaja a McCain en las encuestas desde que el mercado se vino abajo a mediados de septiembre.
Esta nueva coyuntura, por otro lado, relegó temas que generalmente benefician a los republicanos.
La inmigración ilegal es uno de los asuntos llamados a dominar la agenda que han sido mayormente ignorados.
Hoy se realiza el tercer debate presidencial.
