En plena campaña electoral, a principios de septiembre, ya se perfilaba una derrota del viejo poder estatal. La cúpula de los servicios secretos invitó a Yushchenko a cenar. Y pocas horas después el político se vino abajo con fuertes dolores de cabeza y de estómago.
El convencimiento de Yushchenko de que han tratado de matarlo por motivos políticos no se ha producido con el diagnóstico de sus médicos austriacos de que ha sufrido un envenenamiento con dioxinas. Ya lo decía antes. Pero hasta el momento, el líder opositor ha evitado culpar directamente a alguien.
Contra las sospechas que apuntan a que el servicio secreto habría tratado de asesinar a Yushchenko por orden de la vieja cúpula estatal se puede argumentar en contra. Si Yushchenko hubiese muerto justo después de la cena con el jefe del servicio secreto, Igor Smeshko, como consecuencia de un envenenamiento, todas las sospechas habrían recaído inmediatamente sobre el aparato estatal.
Durante la campaña electoral se habrían dado oportunidades mucho menos llamativas y sospechosas para matar al político opositor con ayuda de sustancias venenosas procedentes del armario de los servicios secretos.
Médicamente no se puede dictaminar con exactitud, meses después, en qué momento se le administraron dioxinas a Yushchenko.
El atentado con veneno contra el político opositor y candidato a la presidencia de Ucrania no es el primer crimen que se comete en el país proyectando sombras sobre el aparato estatal del saliente presidente Leonid Kuchma.
En el año 2000, el periodista Georgi Gongadze fue secuestrado y asesinado tras la aparición de una serie de artículos críticos con Kuchma en el periódico electrónico Ukrainskaya Pravda. Su cadáver aún no ha sido identificado claramente. La justicia habló meses después de un "crimen espontáneo" sin trasfondo político.
Durante años, la oposición exigió el esclarecimiento del caso Gongadze y, con sus protestas, llevó a Ucrania al borde de la crisis estatal.
En unas grabaciones de sonido sacadas en secreto del despacho de Kuchma se podía escuchar, según dijo la oposición, cómo el presidente exigía de sus colaboradores que diesen una paliza al terco Gongadze.
En ambos casos se podrían haber adelantado, según la opinión de observadores en Kiev, a una posible orden del presidente, sin el conocimiento de este.
Con una victoria en la repetición de la segunda vuelta de los comicios presidenciales, Yushchenko estaría ante la gran oportunidad de hacer todo lo posible para el esclarecimiento de estos casos.
Pero hasta entonces queda tiempo suficiente para destruir todo tipo de indicios que apunten a una participación en el atentado con veneno contra Yushchenko.
En el caso de Gongadze hay señales que indican que también será así. La justicia ucraniana sentenció en mayo de 2001 que el asesinato no se pudo esclarecer. Los dos asesinos del periodista fueron ellos mismos víctimas de un crimen, fue el argumento.