GOREE, Senegal (AFP). Gorée, una pequeña isla en las costas de Dakar, ha pasado a la historia como uno de los principales lugares de la trata de negros durante tres siglos.
Debe ese papel preponderante a su situación geográfica en el extremo occidental de Africa, el más cercano a América, y sobre todo a su ensenada, que permitía la llegada de los buques procedentes de Europa.
Puerto de escala, Gorée conserva como reliquias los estigmas de su pasado ignominioso, entre ellos la Casa de los Esclavos, uno de los símbolos más conocidos.
Su ilustre conservador, Joseph Ndiaye, describe cada día apasionadamente a los visitantes los sufrimientos de los negros hacinados y encadenados como ganado en las húmedas celdas, en espera de su "viaje sin regreso" hacia las Antillas y América.
La Casa de los Esclavos, un vetusto edificio amarillento, es solo una de las numerosas "esclaverías" de la isla, ocupada sucesivamente por portugueses, holandeses, ingleses y franceses durante los tres últimos siglos.
Según los historiadores, miles de esclavos negros pasaron por Gorée, que se convirtió en "un lugar de memoria" visitado cada año por miles de norteamericanos negros.
La isla, que hoy vive al ritmo de Dakar, que cada año le procura miles de turistas, también es célebre por su arquitectura heredada de la ocupación europea.
Construidas sobre un macizo de basalto, las viejas casas de Gorée, a menudo pintadas de ocre, con sus porches de columnas, sus patios interiores y sus escaleras de hierro, reflejan la riqueza arquitectónica de la isla.
Ese lugar histórico figura desde 1978 en el patrimonio mundial de la Humanidad de la UNESCO, pero sus edificios e infraestructuras se hallan en un estado avanzado de deterioro por el paso del tiempo y los efectos de la erosión marina.
En enero pasado, el Gobierno senegalés decidió crear un fondo de solidaridad nacional para su rehabilitación, buscando promotores para restaurar los numerosos edificios de entre uno y dos siglos de antigüedad con los que cuenta la isla.
Entretanto, a principios del año 2000 se construyó en Gorée un memorial de la esclavitud, una réplica del majestuoso monumento que será construido a orillas del mar, en la costa de Dakar.
Ese memorial es el "símbolo de la degradación del hombre por el hombre" y también del "perdón que nos puede reconciliar con nosotros mismos, incluso cuando el crimen parece imposible de enmendar", según el ex presidente senegalés, Abdu Diuf.
