El Comité Nobel Noruego otorgó el premio Nobel de la Paz del año 2004 a la bióloga keniata Wangari Muta Maathai, rompiendo la larga tradición de galardonar a activistas políticos y defensores de los derechos civiles. Maathai se une a la lista de personalidades africanas que la han antecedido, entre ellas Kofi Annan, de Ghana, y los sudafricanos Nelson Mandela, F.W. de Klerk, Desmond Tutu y Albert John Lutuli. El Comité Nobel premia por primera vez a una ambientalista, integrando el concepto del desarrollo sostenible como herramienta para la paz.
Esta extraordinaria mujer, educada en Estados Unidos, fue la primera del Africa subsahariana en obtener un doctorado (Ph.D.) y ejercer como decana universitaria, en una sociedad que relega el papel femenino a un grado inferior al del hombre. En el año de 1977 funda el Green Belt Movement (Movimiento del Cinturón Verde) que moviliza a mujeres pobres para reforestar Kenia. A la fecha se estima que esta organización ha sembrado 30 millones de árboles con el fin de detener la creciente desertización y pobreza del país. A través de proyectos comunitarios establece el concepto de bosques energéticos que suplen de leña mediante el raleo de la madera, a la vez que recargan los manantiales de agua y facilitan el ciclo reproductivo de la biota local. Esta acción de plantar árboles en las comunidades pobres de Kenia pretende revertir la relación de 10 a uno entre árboles cortados y resembrados. Por eso en su país Maathai es conocida como Tree Woman (Mujer árbol). A pesar de los esfuerzos del Green Belt Movement, solo el 2% del territorio de Kenia mantiene superficies boscosas, muy por debajo del mínimo aceptado internacionalmente por la FAO-UNU del 10%, como requerimiento para sustentar ecosistemas biológicamente sanos.
En el año de 1991, Maathai lucha contra el desarrollo inmobiliario en el corazón del Parque de Uhuru, principal pulmón y área recreativa de Nairobi, que implicaba la destrucción de áreas forestales. Golpeada varias veces hasta la inconsciencia por la policía, presidió manifestaciones de mujeres desnudas contra el gobierno. Arrestada bajo cargos de subversión, ultrajada por el Parlamento, su lucha trascendió y el gobierno del presidente Daniel Arap Moi cedió a la presión internacional al retirarse los inversores del proyecto. Años después corre infructuosamente por la Presidencia del país contra el mismo Arap Moi.
El Green Belt Movement funda su accionar en cuatro variables básicas: la educación, la planificación familiar, la nutrición y la lucha contra las prácticas corruptas de gobierno.
Este movimiento comunitario combina las ciencias naturales aplicadas, el compromiso social y la militancia política como base para el desarrollo sostenible. Estas fueron las principales razones enunciadas por el Comité Nobel para otorgar el premio a Maathai.
El desarrollo sustentable es definido en el informe Brundtland como: "Satisfacer las necesidades del presente sin comprometer la capacidad de las futuras generaciones de satisfacer las suyas". Este enfoque sistémico abarca tres elementos clave: La economía, la sociedad y el ambiente, que pugnan con los grandes intereses corporativos que mueven la economía mundial, con los conflictos sociales y con los paradigmas de producción.
Algunas voces disienten, no tanto en la forma sino en el fondo, por el premio otorgado a Maathai y por ende a todos los ecologistas. Reclaman que el premio debe otorgarse a los activistas políticos. En un mundo donde permanecen vastos sectores de la comunidad internacional con sus derechos políticos conculcados, el premio Nobel de la Paz tiene una fuerza moral incontrastable. Los galardonados latinoamericanos Arias, Pérez -Esquivel y Menchú provienen de este entorno que incluye guerras civiles, crímenes impunes, genocidio y la lucha por las fuentes naturales de riqueza. Por ende, el galardón en estas regiones ha fortalecido la denuncia contra el atropello a los más elementales cánones de vida civilizada. Sin embargo el mensaje está dado. El desarrollo sostenible es una llave para la paz. Recordemos que en recientes años las mayores guerras han sido por los recursos energéticos (petróleo). En la actualidad la demanda del agua es un creciente reto que enfrentan los gobiernos a escala global. Se estima que en las venideras décadas surgirán guerras por el agua. El Departamento de Estado estadounidense ha identificado 10 posibles fuentes de conflictos armados entre naciones por la utilización del recurso hídrico cada vez más escaso. Este análisis incluye el manejo de cuencas binacionales con fuertes presiones demográficas y los derechos de explotación de aguas subterráneas.
Maathai resume su filosofía ambiental utilizando una analogía bíblica. Nos dice: "Dios creó el mundo de lunes a domingo. El sábado hizo al hombre. Si lo hubiese creado el martes, para el miércoles estaría muerto, pues no hubiese tenido los elementos mínimos para sobrevivir".
El Comité Nobel ha honrado a Wangari Muta Maathai por su decidido programa de reforestación, de educación, de planificación familiar y su lucha contra las corruptas élites políticas locales. Además se ha honrado a sí mismo al incluir como temas universales la correlación entre la pobreza y la degradación ambiental. Paradójicamente, esta tenaz luchadora, actual viceministra de Ambiente de su país, fue descrita por su marido, de manera exacta, al solicitarle el divorcio en el año de 1980. Las causales presentadas fueron que: "Wangari era muy educada, muy fuerte, muy exitosa, muy terca y muy difícil de controlar". Por el bien de todos así es.
