México comenzaba ayer jueves a cerrar parte de su economía para intentar contener una mortal epidemia de influenza que se propaga cada vez más rápido por el mundo y dejó a la OMS a punto de declarar una pandemia.
Una variedad hasta ahora desconocida del virus de la gripe habría causado la muerte de hasta 176 personas en México, la mayoría en la capital y el vecino estado de México, donde habitan 20 millones de personas.
Un total de 11 países ha reportado casos de la cepa H1N1. Los Países Bajos fueron los últimos en unirse a la lista, informaron que un niño de tres años que regresó recientemente de México había contraído el virus.
Suiza también confirmó ayer jueves su primer caso en un hombre que volvió de México hace pocos días.
El anuncio del Gobierno de suspender las actividades en la administración pública y el pedido al sector privado de detener las operaciones de empresas que no presten servicios esenciales, se sumó al cierre de escuelas, restaurantes, bares, discotecas, teatros y cines en la capital.
Muchos mexicanos en el centro del país circulaban con mascarillas.
“Hay mucho miedo en la calle. Yo amanecí con un poco de tos y vine por prevención”, dijo Elena Ruiz, un ama de casa de 61 años que esperaba en un consultorio móvil ubicado en el Zócalo.
El secretario de Salud, José Ángel Córdova, recordó ayer jueves a la población que el virus es muy contagioso, pero si los antivirales se aplican rápido es posible contenerlo. “La tasa de letalidad es muy baja, aquí la importancia es la intervención temprana”, dijo en rueda de prensa.
“El virus no va a desaparecer así como por estado de magia, pero la epidemia se va a controlar”, agregó.

