Cuando el próximo 1 de enero Eslovenia asuma la Presidencia de la Unión Europea, será la primera vez que ese papel lo desempeñe un país ex comunista, uno de los 12 "nuevos miembros" que ingresaron en la UE en 2004 y 2007.
El país alpino de dos millones de habitantes, que hace 16 años se independizó de la entonces Yugoslavia, entró este año en la zona euro y en el espacio Schengen y se dispone ahora a presidir a 500 millones de europeos durante un semestre.
"Estoy seguro de que ésta será una Presidencia de gran éxito. La misma tendrá una agenda muy densa", dijo recientemente en Liubliana el alto representante de la UE para la Política Exterior y de Seguridad Común, Javier Solana.
La ratificación del Tratado de Reforma, la cuestión de la energía y el clima, la Estrategia de Lisboa, los Balcanes y el Diálogo Intercultural, son las cinco principales prioridades de la Presidencia eslovena.
El primer reto al que se enfrentará es la cuestión del futuro estatuto de Kosovo, región con la que, junto con Serbia y otras repúblicas, Eslovenia integró durante décadas la antigua Yugoslavia.
Según el primer ministro esloveno, Janez Jansa, "las más recientes decisiones del Consejo Europeo sobre Kosovo ofrecen una buena base a la Presidencia eslovena".
Jansa considera que las citadas decisiones, entre ellas la de enviar una misión europea de cerca de mil 800 policías, jueces y otros expertos a Kosovo, facilitarán la difícil tarea de encontrar una respuesta para la cuestión de Kosovo que no signifique la aceptación del actual status quo, y al mismo tiempo preserve la estabilidad en la región y la unidad de la UE.
Para el ministro de Asuntos Exteriores, Dimitrij Rupel, el plan del mediador Martti Ahtisaari, que prevé una independencia tutelada de la provincia serbia de Kosovo, es modelo de solución a pesar de que Serbia no lo acepta.

