Mientras aumenta el interés de los turistas por observar cómo en la región de Azuero se construyen las casas de quincha, cada vez son menos las que se hacen utilizando barro, una tradición que está a punto de desaparecer, aseguró Fabián Obris, guía turístico de uno de los hoteles del área.
Afirmó que visitantes europeos, norteamericanos, canadienses, ucranianos y de otras nacionalidades llegan a las provincias de Herrera y Los Santos atraídos por las costumbres y tradiciones de sus pobladores.
Por ello, Obris exhortó a las comunidades, a los municipios y a las autoridades locales a apoyar a los comités, patronatos y personas que persisten en mantener viva la construcción de casas de quincha con paredes de barro.
INCONVENIENTES
Recientemente constructores de este tipo de viviendas en Azuero advirtieron del peligro en que se encuentran estas edificaciones, debido, entre otros aspectos, a la falta de maestros de obras y al desplazamiento que han sufrido en las últimas décadas por las casas de concreto.
Elías González, uno de los pocos conocedores de cómo se construyen estas viviendas, recordó que hace 27 años en la región tomaba contratos para hacer viviendas de este tipo, pero que hoy día solo lo hace como demostración.
Para González, quizás esto es lo que ha hecho que haya pocas personas que actualmente conocen el proceso del preparado del barro, de la paja y del enjaulado.
Añadió que también hay pocos que saben seleccionar la tierra, porque para tener una pared resistente hay que escoger la blanca arenosa que no se raja cuando seca y se amarra más a la estructura. “Cuando se hace una casa con el barro adecuado y bien procesado, la pared puede durar hasta medio siglo sin presentar rajaduras”, señaló el constructor.
