Hacer una semblanza de la trayectoria de Ricaurte Arrocha Adames, persona de gran sencillez, inteligencia y compromiso, resulta muy difícil.
Esto es así, porque el recordado Tío Rico, como afectuosamente le decíamos quienes tuvimos el privilegio de conocerle, fue un ser humano excepcional. Rememoraré que nace en Chitré el 30 de noviembre de 1939. Cursó estudios primarios en la escuela República de Venezuela y luego, al iniciar su adolescencia, ingresa al glorioso Nido de Águilas donde culmina su bachillerato. En aras de cumplir su sueño de servir a la comunidad ingresa a la carrera de medicina en uno de los más prestigiosos centros de estudios superiores del Viejo Continente, la Universidad de Salamanca.
Viaja posteriormente a México a especializarse en cardiología, formación que a no dudarlo, con el transcurrir del tiempo, le permitió convertirse en uno de los maestros de esta disciplina. Regresó a su patria inspirado por las enseñanzas de sus distinguidos profesores, que reafirmaron sus ideales de tener una mejor sociedad, justa y equitativa, y en la que la integridad fuese timbre de orgullo para prestar sus mejores conocimientos en beneficio de la salud. Ocupó destacados cargos en el sector público al desempeñarse como jefe de Cateterismos Cardíacos y Hemodinámica, jefe del Servicio de Cardiología, ambos del Complejo Hospitalario del Seguro Social.
Fue director de la Fundación Cardiológica de Panamá y tuvo una prolongada práctica de la medicina en el campo privado. La pasión por su carrera es reflejada en otra faceta, la de escritor, desde la cual, ante las patentes realidades que como panameños afrontamos en diversas épocas, dedicó tiempo, sacrificio, y muchas horas para mostrar lo que estimaba como inequidades y perjuicios en desmedro de los asegurados de la Caja de Seguro Social. Fue autor de artículos de opinión, de obras científicas y costumbristas como Conceptos Básicos de Fisiología Cardiovascular y Hemodinámica, Cardiología Preventiva, Hipertensión y Aterogénesis, El Tesoro Colonial de la iglesia de San Francisco de la Montaña, entre otros. Sus firmes convicciones y personalidad se encuentran delineadas en su obra Luciérnagas del sol, en la cual expresaba que “Es la actitud positiva o negativa durante nuestra formación, y ante los retos que enfrentamos en la vida, lo que a mi modo de ver hace la diferencia entre triunfadores y derrotados”. Fue un incansable luchador en contra del tabaquismo, siendo impulsor de la legislación que actualmente rige en nuestro país y que quizás en reconocimiento a su dedicación podría hacerse más enérgica para evitar tantos decesos en el país y el mundo.
Ricaurte Arrocha Adames vivió a plenitud cada una de las etapas que todo ser humano anhela: el hijo, el hermano, el tío, el esposo, el padre, el abuelo, el ciudadano y político honesto, y el amigo. Tío Rico fundó una gran familia con Esilda Puga, insuperable compañera de vida, y teniendo a Ricaurte Rubén y Brunnie, sus adorados hijos y a sus nietos, que encontraron en él un ejemplo a emular.
Herrerano de origen y veragüense por amor a esa tierra, partió hacia la eternidad el 10 de octubre de 2014, pero sus preocupaciones y afanes quedan en sus herederos, familia y nosotros, pues como consignara hace algunos años Julio Yao, en una de las obras del Tío Rico: “Prosigo ante ti, invisible... y la luz como sabes nunca muere”.
