MELBOURNE, Australia (EFE). -Los aborígenes del turístico Parque Nacional de Kakadú, en el norte de Australia, han emprendido la caza del feroz cocodrilo "ginga", una especie a la que rinden veneración, para salvar el negocio turístico en la región, informaron ayer los medios locales.
La reciente presencia del "ginga", un enorme cocodrilo de agua salada que llega a superar los tres metros, ha obligado a las autoridades a cerrar el acceso a las "Cataratas Gemelas" de Kakadú, que no se reabrirán al público hasta que los aborígenes consigan ahuyentar a los reptiles.
El destino turístico fue clausurado tras conocerse que las cataratas se han convertido en la estancia de cinco ejemplares de "gingas", la misma especie que causó la muerte el pasado año de una turista alemana residente en Barcelona (España).
Isabel von Jordan, de 23 años de edad, falleció tras ser atacada por un cocodrilo de cuatro metros cuando se bañaba con otros compañeros de aventura a unos 10 metros de la orilla.
A pesar de la presencia de letreros que indicaban el peligro, el guía turístico Glenn Robless propuso a von Jordan y al resto de excursionistas el mortal baño.
La pasada semana, Robless fue condenado por el Tribunal Supremo del Territorio del Norte a tres años de prisión por recomendar el baño a la víctima, aunque la sentencia fue suspendida por no contar con antecedentes criminales.
Indígenas y empresarios han tomado la drástica decisión ante la crítica situación de los operadores turísticos en la región, afectado por la mala fama que causan los cocodrilos y la recesión mundial del sector.

