Alexander de El Valle de Antón

Fue en el Valle de Antón y en la primera tarde de verano. No estaba solo. Apenas pasamos la entrada de El Níspero sus grandes ojos negros, acuosos y vivaces, revolotearon desde su corta estatura para quedar atrapados donde la ingrata memoria decide qué se debe recordar o qué debe echarse al olvido. Es mediodía; cierro los ojos; estoy en mi escritorio y desde la penumbra interior veo su carita redonda, de rojos cachetes que una mesa no carente, ha nutrido.

Su rostro se me abrió como aquel sol mortecino que persistía en brillar desde la prístina blancura, sonriente, de su boca. Llevaba atravesada una enorme y gastada gorra de béisbol, más grande aún que su cabeza. Una camisa que debió pertenecer a más de un hermano, abotonaba correctamente el frágil cuello. En un correcto español de tono aindiado aseguró saber todos los nombres de los animales del zoológico y con el desparpajo propio de sus seis años, ofreció sus servicios como guía. Comprendí entonces que las inefables leyes del libre mercado habían traspasado las montañas de Coclé. Declaró de entrada que se llamaba Alexander.

Apenas yo había terminado de pagar y ahí no más se despachó una introducción sobre los huevecillos de codorniz que venden en la entrada. Explicó que los más pequeños eran de una variedad criolla y que los grandes y ovalados eran de codorniz africana. Cuando le pregunté donde quedaba ese continente, me respondió que cerca de Africa. Ya casi al final del recorrido, cuando habló de sus abuelos, entendí que para Alex, Africa significaba todo lo lejano o desconocido. Frente a las jaulas de las guacamayas su andar se tornó inquieto, errante y caprichoso como el de un colibrí. Explicaba que el loro de la mancha roja era el “pechicolorao” y el de copete amarillo el “cabeciamarillo”, pero lo que más llamaba la atención era el detalle con que describía los hábitos de aquellos animalitos. A poco de haber comenzado nuestro recorrido se nos agregó otro pequeñín, tal vez de su misma edad, un chiquito que a sus seis o siete años no había visto jamás un loro, una guacamaya, un avestruz africano, una gallina inglesa, un faisán dorado de Africa ni el tigre manigordo que tanto había asustado al papá de Alexander cuando bajaba del monte. El niño de ojitos como el ángel de Fonseca Mora, escuchaba extasiado mientras manipulaba con exquisita habilidad una videograbadora último modelo.

Al principio Alex no se había percatado –o no quiso darse por aludido– del pequeño visitante, pero el extraño aparato que reproducía fielmente no sólo su voz, sino también su figura, era demasiada curiosidad. Como los adultos sabemos, la curiosidad es el preludio del conocimiento pero también la antesala de lo desconocido. Después de pasar por el corral de los saínos o de la pileta de los caimanes, pasando por la Fuente de los Deseos y la exquisita jaula del pavo real, saliendo ya del invernadero de orquídeas silvestres, Alexander y el niño que había confesado llamarse Ernesto –como si eso fuera importante– habían negociado un trueque en el más antiguo de los contratos: tú me dices lo que sabes y yo te digo lo que sé. Ya al salir, Ernesto le preguntó a Alex dónde vivía, este respondió que más allá de la India Dormida.

Cuando a su vez Ernesto dijo que vivía en Africa, Alex, sollozando, agachó la cabeza. Quise explicarle que Africa es un continente como América y que no debiera estar tan lejos, pero en ese momento no pude decir nada. Por eso decidí escribirle, para que Alexander sepa que todos también tenemos, como él, muy adentro, un lugar llamado Africa y que Ernesto... en realidad... hace muchos, muchos años, creía que Panamá quedaba en Africa.

LAS MÁS LEÍDAS

  • Gobierno contrata a multinacional estadounidense para diseñar el quinto puente sobre el Canal. Leer más
  • Cuarto Puente sobre el Canal de Panamá: así será el Intercambiador del Este en Albrook. Leer más
  • Denuncia ante el Ministerio Público frena contrato millonario de piscinas que firmó la Alcaldía de Panamá. Leer más
  • Días feriados y fiestas nacionales en Panamá 2026: Calendario detallado. Leer más
  • Grupo Cibest acuerda vender Banistmo en Panamá a Inversiones Cuscatlán. Leer más
  • Trasladan a la directora del Cefere por el caso de La Parce. Leer más
  • Ministerio Público investiga presunta corrupción en el otorgamiento de trabajo comunitario a La Parce. Leer más