MEXICO, D.F. (UNIVERSAL).- Nadie sabe el porqué de la eterna sonrisa de Alfred E. Neuman y tal vez, a fin de cuentas, a nadie le interesa saberlo. Pero, por el momento, podemos creer que esta se debe al medio siglo de existencia de la revista que representa.
Efectivamente, en octubre Alfred aquel niño distinguido por sus grandes orejas, su ojo derecho ligeramente más arriba que el izquierdo, y la falta de un diente frontal celebró 50 años de la salida del primer número de la revista MAD, publicación que en cientos de sus portadas lo ha presentado con una enorme sonrisa, y la cual, seguramente ha encontrado secuela en millones de lectores de varias generaciones en el mundo, quienes a través de esta publicación han tenido la oportunidad de observar algo de lo más sobresaliente de la sátira y la parodia desde EU.
El movimiento creativo provocado por la intensa participación de diversos guionistas, caricaturistas e historietistas en MAD ha provocado una forma de pensar, analizar y criticar al, y dentro del, sistema estadounidense.
En MAD, el entorno entero de EU ha servido para construir las reglas de su juego, pues así como esta publicación se ha caracterizado por sus brillantes sátiras a películas hollywoodenses, seriales televisivos y soap operas, también ha pasado a la historia por la intensa mofa y crítica que ha hecho de su gobierno al cual, incluso, ha llegado a retar con las repetidas postulaciones de Alfred para presidente (como sucedió desde la portada del número 56 de la revista).
MAD surge en la mente creativa del brillante historietista Harvey Kurtzman, quien se encontró con la oferta, por parte del editor Bill Gaines de la EC Comics (editorial famosa durante los años cincuenta por sus historietas de horror, ciencia ficción y guerra, como Tales from the crypt, Weird science o Two fisted tales, entre otras), de realizar una nueva revista de humor que buscara un nuevo mercado, pero también que ayudara a acrecentar la entrada económica de Kurtzman...
Fue así que en octubre de 1952 apareció el primer número de esta publicación, entonces en formato "comic book", y el cual pronto se convirtió en todo un fenómeno cultural que, incluso en 1954, provocó la realización de The MAD Reader, la primera recopilación de su material en formato de libro de bolsillo (el primero de un número que ha sobrepasado ya los 200 y que, por igual, inauguró las recopilaciones de historieta en libro).
No obstante, en 1955 (ya bajo la guía editorial del no menos sobresaliente Al Feldstein) la revista sufrió tal vez su cambio más drástico al pasar del formato comic book al de revista, como una brillante estrategia por parte de Gaines para librarse de la censura que durante la Caza de Brujas acabó con gran parte de las historietas de aquellos años (todos los demás títulos de la EC Comics finalizaron en esa cruzada). Y desde entonces, MAD ha permanecido así y reformulándose con los tiempos de manera sobresaliente.
Definidos en la misma revista como la pandilla de idiotas de siempre (the usual gang of idiots), los colaboradores de ésta han hecho escuela en el medio de la historieta y el humor estadounidense.
Ahí están Jack Davis y los estrambóticos rictus de sus personajes, Basil Wolverton y el arte de hacer monstruoso al ser humano, Sergio Aragon con su humor sin palabras, Antonio Prohias y su inacabable batalla entre espías y Al Jaffe y sus inventos descabellados.
La obra de estos autores ha sido inspiración para infinidad de lectores, como George Lucas y Steven Spielberg, quienes, aparte de declararse fervientes admiradores de esta publicación, en 1991 gastaron varios miles de dólares durante una subasta en la que adquirieron arte y portadas originales de MAD; de la misma forma en que los famosos críticos de cine Gene Siskel y Roger Ebert han citado las parodias cinematográficas de la revista como la razón de que se iniciaran en su labor.
Hoy, tal vez lo único que le falte a esta publicación sea contar con una película sobresaliente que lleve su nombre (ya que Up the Academy, que fue realizada como la película oficial de MAD, fue tan mala, que Gaines pidió su nombre fuera retirado de los créditos), pues ya contó con exitosas puestas teatrales y una serie televisiva que, en conjunto con la fuente original, han ofrecido medio siglo de inteligencia y originalidad en el humor.

