Aunque varía bastante en color y tamaño, es fácil de reconocer por los puntos verde esmeraldas en la cabeza, costados y en las aletas, y por su larga aleta dorsal. Habita aguas estancadas de poco movimiento y le gusta esconderse entre las piedras y las raíces de árboles que dan a las charcas.
El chogorro se alimenta de insectos, pero también y sin problema se almuerza a otros peces más pequeños que él. Cuando están en tiempo de reproducción, hembra y macho limpian la superficie de troncos o rocas y sobre ellos colocan sus huevos. Ambos "abanican" los huevos con las aletas mientras estos se desarrollan. Una vez nacen los pececitos, quedan cerca atentos a cuidarles. En caso de peligro, las crías nadan hacia la boca de los padres y se esconden dentro.
Si usted es curioso y por ahí se topa con un chogorro, le doy la pista para distinguir entre adultos y crías. Los adultos tienen una mancha negra debajo de la espina dorsal y otra en la base de la cola; crías y juveniles tienen barras negras en los costados y una pequeña mancha en cada cachete. Fijándonos bien, el ejemplar que ilustra este escrito es más bien un juvenil.
Aequidens coeruleopunctatus le llaman los entendidos; chogorro no más entre los "pelaos" de barrios como Cerro Viento, atrás de San Miguelito, Villalobos y otros de la capital, donde quedan quebradas con poblaciones de la especie y todavía los niños pueden explorar y pescar.
Por cierto, el chogorro es uno de los peces de agua dulce más comunes en el país.

