No solo la extracción de piedra y gravilla es una amenaza para el río Pacora, ahora la instalación de una planta termoeléctrica genera alarma en varios sectores. La razón: se emitirán excesivas partículas contaminantes.
Aunque los grupos ambientalistas, el Concejo capitalino y muchos pacoreños han rechazado la instalación, los entes responsables autorizaron el inicio de las obras.
La empresa Pedregal Power Company presentó un Estudio de Impacto Ambiental (EIA) categoría III para instalar una planta de energía eléctrica con capacidad de generar 49.9 megavatios, en un predio rural con extensión de 7.78 hectáreas en ese corregimiento.
La planta constituirá una fuente estacionaria permanente de emisión de gases contaminantes, lo que constituye un contrasentido a la política mundial, opinó el coordinador de la Iniciativa de la Sociedad Civil para el Ambiente (ISCA), Gabriel Despaigne.
Se trata de un serio riesgo para la salud humana, la flora, la fauna y el ambiente, de acuerdo con el activista, quien criticó la localización de la planta aguas arriba de la toma de agua de una potabilizadora del Instituto de Acueductos y Alcantarillados Nacionales (IDAAN).
Según él, al hacer un balance costo-beneficio, el proyecto termoeléctrico no es favorable para el ambiente, el desarrollo agroecoturístico y para la economía nacional.
Un grupo de pacoreños ha realizado marchas para protestar por esa iniciativa y en las manifestaciones la vocera del comité de defensa del río Pacora, María Eugenia de Guardia, ha advertido que el proyecto es nefasto para las poblaciones vecinas.
El nivel de contaminación de la empresa será el doble de lo que la Autoridad Nacional del Ambiente (ANAM) había tolerado en principio para autorizar su funcionamiento.
El 13 de junio del 2001, cuando aprobaron el Estudio de Impacto Ambiental (EIA), los funcionarios de esa institución limitaron a 50 miligramos las partículas contaminantes que podría emitir la planta.
Sin embargo, luego de que la empresa Pedregal Power Company solicitó una reconsideración, la ANAM cambió su posición y aumentó el límite a 100 miligramos, es decir 100% más.
Los representantes de la compañía apelaron basados en un documento del Banco Mundial que permite que para plantas menores de 50 Mwe, los niveles de emisiones pueden llegar hasta 100 mg.
Al respecto, el abogado ambientalista Harley Mitchell dijo que permitir tal grado de contaminación incumple la Convención Marco de las Naciones Unidas sobre el Cambio Climático de Nueva York del 9 de mayo de 1992, ratificada por Panamá.
Otro de los que advirtieron de que hay riesgos ambientales en el proyecto es el ambientalista Líder Sucre, quien opinó que los pacoreños merecen aire limpio y un ambiente sano como todos los panameños, y en ese sentido afirmó que la termoeléctrica no debe operar a expensas de la calidad del aire, ni debe generar mayor ruido.
El proyecto cae en un área tan golpeada, que las acciones de los interesados provocan una desconfianza natural, expresó Sucre, quien dirige la Asociación Nacional para la Conservación de la Naturaleza (ANCON).
Sucre recordó que en los últimos años en Pacora algunos grupos económicos han provocado daños millonarios, que representan cifras superiores a la suma de todas sus ganancias.
Es realmente increíble el poder de la industria de la construcción, y específicamente de los grupos como el de los hermanos Shahani, que han ocasionado más daños a las tierras, a la industria turística que la suma de sus ganancias.
Rafael Moscote, director del Ente Regulador de los Servicios Públicos (ERSP) explicó que le dieron la respectiva licencia para operar a la empresa Pedregal Power Company porque cumplió con todos los requisitos legales, y que en el aspecto ambiental la decisión recae en la ANAM.
Por su parte, el director de Impacto Ambiental de la ANAM, Silvano Vergara, reconoció que habrá daños al ambiente, pero explicó que los funcionarios de su institución trabajarán para que esos efectos sean prevenidos y minimizados.
