El continente americano es uno, por su constitución física. Sin embargo, es diverso por sus desigualdades históricas en materia de salud, educación, seguridad, migración, medio ambiente, energía, gobernabilidad democrática y participación ciudadana. Estos son los ocho ejes temáticos, y sus foros paralelos, que se abordarán en la VII Cumbre de las Américas, y revelan la falta de equidad en el desarrollo de los pueblos que la integran.
De esta manera, la mención de “las Américas” no es casual, estética ni lingüística. Es una distinción ideológica que expresa la existencia de tres sectores: América del Norte, América Central y América del Sur. En el norte se ubican dos potencias mundiales líderes del capitalismo con un enfoque socioeconómico neoliberal y una democracia electoral; en el sur, a las emergentes economías con gobiernos progresistas de tendencia socialista, y en el centro a los países con los mayores atrasos socioeconómicos de la región y desigualdades extremas.
A pesar del crecimiento económico que experimentan algunas naciones del hemisferio, los beneficios no llegan a todos los pueblos, y la pobreza y pobreza extrema se mantienen. Los deficientes sistemas de salud y educación persisten, así como el avance del crimen organizado desde Latinoamérica hacia el norte y viceversa; además de los problemas por el mal uso y la escasez de recursos energéticos. Esta realidad explica, en gran medida, los flujos migratorios hacia las zonas con mejores oportunidades socioeconómicas.
Los ejes temáticos de los foros no incluyen otros temas de importancia como la mala distribución de la riqueza, seguridad social, libre determinación ideológica de los pueblos ni participación de la clase obrera (se realizará un foro de obreros paralelo al empresarial).
La cumbre no podrá ocultar el conflicto ideológico entre Estados Unidos, Cuba y Venezuela que, a pesar del acercamiento realizado, creará mucho ruido. Los bloques ideológicos organizados en la otra cumbre paralela (la de los pueblos, en la Universidad de Panamá) buscan darle al elegante, diplomático y faraónico encuentro de gobernantes el punto de vista crítico de aquellos temas que los pueblos exigen tratar. En este contexto, los resultados positivos de la VII Cumbre de las Américas no son claros por los antagonismos de dos bloques ideológicos, la derecha neoliberal y la izquierda socialista emergente. Pero, sin duda, el evento se convertirá en un show mediático, con un bombardeo publicitario, propagandístico y la exaltación de figuras como Barack Obama, Raúl Castro, Evo Morales y Nicolás Maduro. Sin olvidar, el estado de sitio al que será sometida la ciudad capital y su población, por las medidas de restricción y control de los organismos estadounidenses y panameños, sobre todo, para preservar la integridad de figuras clave del poder político regional.
