Es necesario mantener el recuerdo de Aquilino E. Boyd. De manera especial en esta fecha, 4 de septiembre de 2007, en que se cumple el tercer aniversario de su desaparición física; y también, el mismo mes y año en que la Nación panameña conmemora el trigésimo aniversario de la firma de los Tratados Torrijos-Carter, motivo por el cual el gobierno del presidente Martín Torrijos, en ceremonia especial de manifestación patriótica, teniendo como invitado de honor al distinguido ex presidente estadounidense Jimmy Carter, dio inicio, el día 3 de septiembre de 2007, a los trabajos de ampliación del Canal, proyecto de Estado aprobado en referéndum por la ciudadanía panameña el 22 de octubre de 2006. Ese gran proyecto nacional que también fue ideario de Aquilino E. Boyd, aún encarna desafíos, que enfrentaremos con el mismo espíritu que ha unido a los panameños y panameñas desde la fundación de la República en 1903.
Conmemoramos, pues, otro aniversario de la muerte de Aquilino E. Boyd, ardiente defensor de la nacionalidad panameña. El suyo ha sido un recuerdo inspirador para sucesivas generaciones que ven en sus ideas y ejecutorias públicas como diputado a la Asamblea Nacional, canciller de la República, embajador en México, Washington, Londres y representante permanente de Panamá en las Naciones Unidas, un cimiento sobre el cual se consolidó nuestro país que, aunque modesto en extensión territorial y riquezas, fue capaz de asegurar su propio rescate y afirmación como República independiente, tanto en el orden nacional como internacional. Las presentes y futuras generaciones panameñas encontrarán siempre en la conducta y el comportamiento patriótico de Aquilino E. Boyd un símbolo de estímulo y de superación nacionalista.
Aquilino E. Boyd fue un auténtico diplomático de dimensión continental y un probado demócrata en la más amplia significación del término. Además, fue en todo momento, un celoso guardián de la autodeterminación de Panamá, como país libre y soberano. Las páginas de los anales de las Naciones Unidas todavía guardan los textos oficiales relacionados con la sesión del Consejo de Seguridad del día 10 de enero de 1964, en la cual el representante permanente de Panamá, Aquilino E. Boyd, denunció "el hecho de que la República de Panamá está siendo víctima de un ataque armado no provocado contra su territorio y su población civil, cometido por las Fuerzas Armadas de Estados Unidos acantonadas en la Zona del Canal de Panamá". Años más tarde (en marzo de 1973), en su condición de presidente del Consejo de Seguridad de la ONU, y mediante una gestión diplomática dinámica e inteligente, Aquilino E. Boyd logra convocar y realizar la reunión del Consejo de Seguridad en nuestra capital, cuyo resultado favoreció e internacionalizó la causa panameña a tal punto que felizmente culminó, después de intensas negociaciones, con la firma de los Tratados Torrijos-Carter en la sede de la Organización de los Estados Americanos, en Washington, D.C., el 7 de septiembre de 1977. No cabe duda de que Aquilino E. Boyd fue figura de una prestancia única en la política y la diplomacia de su tierra natal.
Tomando en cuenta sus virtudes y ejecutorias, y como quiera que por mandato de la ONU su sede regional ha sido establecida en la Ciudad del Saber en nuestra capital, reiteramos nuestra solicitud pública hecha hace aproximadamente un año, referida a que dicha sede lleve el nombre del ilustre panameño Aquilino E. Boyd, como homenaje póstumo a su memoria, por su valentía, su devoción y su dedicación al servicio de los ideales de las Naciones Unidas durante muchos años y, sobre todo, por su valor cívico y personal. También, por su condición de patriota indiscutible, cuyo ileso prestigio descansa en su invariable lealtad a la Patria y a sus valores permanentes.
El autor es pedagogo, escritor y diplomático
