La verdad es que no sé por donde empezar; pero imagino que podría ser diciendo que este martes, 15 de abril, se realizará la segunda y última proyección simultánea de los dos videos con los que Brooke Alfaro, artista panameño, participa en la exposición de arte urbano denominada Ciudad Múltiple, muestra de grandes proporciones que esta semana llega a su fin.
Luego de dos semanas y media de estar pospuesta (la repetición estaba programada para el jueves 27 de marzo), se han alineado las estrellas, y los dioses del Olimpo han dado su consentimiento para que este martes sea la cita definitiva. Se llevará a cabo a las 7:00 p.m., en la "Multi 5" de Barraza.
Para los que no saben cómo llegar, la organización del evento proporcionará transporte gratuito para entrar y salir del área. Un bus con capacidad para 60 pasajeros, saldrá del Niko's Café de Balboa a las 6:00 p.m., ventaja que no tuvimos los que presenciamos la primera proyección, obligándonos a preguntar y preguntar hasta dar con el lugar. Bueno, entremos en materia.
Puestos a decir verdades, debo confesar que la obra de Brooke me produjo profundas cavilaciones de todo tipo. Ellas me siguieron cual sombra (ni a mi sombra le hago tanto caso) hasta que asistí a un conversatorio con el propio Brooke -en el que habló de este video, otros que ha hecho y de su trabajo como pintor-, para descubrir que las amigas que me seguían -las guapas cavilaciones- no tenían razón de ser. ¿Me expliqué?
Ciudad Múltiple promocionó el trabajo de Brooke de la siguiente forma: "Alfaro trabaja con dos grupos de jóvenes que viven en los multifamiliares de un barrio marginal. Su propuesta es convencer a cada uno de los grupos por separado de que canten una canción compuesta por El Rookie, músico local muy admirado por la juventud urbana de la clase popular. Para Ciudad Múltiple se proyectarán simultáneamente los dos videos en las fachadas de dos de los edificios principales del barrio. Las implicaciones y el mensaje para los residentes de esa comunidad son obvios". Nada más lejos de la realidad.
La obra es mucho más de lo que se promueve allí. ¿Cómo sustentarlo? No sé, estoy, literalmente, "tocando de oído" en esta. Pero lo cierto es que lo apreciado (aquella noche del 21 de marzo), lo provocado (las cavilaciones, amigas mías) y lo expuesto (el conversatorio con Brooke) no concuerdan.
El trabajo que hoy reseño apelaba directamente a una interpretación a través de los sentidos, a diferencia de cualquiera de las otras obras participantes en Ciudad Múltiple. Alfaro logró un bombardeo abrumador a la sensibilidad humana, armado con imágenes por demás sencillas, sin ninguna aparatosa ostentación, combinadas con uno que otro efecto visual. La pregunta es, ¿a quién iban dirigidas?
El texto promocional antes citado culminaba diciendo "las implicaciones y el mensaje para los residentes de esa comunidad son obvios". Pues bien, esta es la parte que está más lejos de la realidad. El recurso humano con el que Alfaro trabajó para la realización de estos videos, tienen un sistema de valores muy distinto al nuestro, y se manejan a través de códigos muy particulares que, aunque nos esforcemos, no serán fáciles de decodificar.
Aquella noche, los residentes de Barraza "vieron" en la proyección a dos grupos de antihéroes danzar cadenciosamente al ritmo del reggae, y su fascinación ante ellos me es hoy difícil de describir. Creo que la palabra antihéroe resume bien la imagen que de ellos tiene, por lo menos, la gran muchachada del barrio presente aquella noche.
La visión de los "espectadores locales" era muy distinta a lo que yo percibía a través de las imágenes, obviamente porque yo no resido entre ellos ni vivo su realidad. El mensaje -si es que había alguno-, aquel que habla de paz entre los hombres, jamás llegó al único espectador de aquella noche: Barraza. Los foráneos éramos pocos.
Por otro lado, al escuchar a Brooke hablar de su obra en el conversatorio, estaba claro que no había razón social alguna tras la realización de los videos. Sus motivaciones no eran redentoras ni mesiánicas, pero confesó que si a través de este trabajo y su contacto con el pueblo de Barraza lograba influir positivamente en la espiral de violencia en la que viven sus residentes, entonces él se sentiría bien aportando algo. Fue entonces cuando colapsé.

