La crisis presupuestaria por la que atraviesa el Ballet Nacional de Panamá es seria. Sin embargo, la compañía está haciendo todo lo posible por seguir adelante. Así lo asegura, María Eugenia Herrera, primera figura y actual directora del Ballet.
Según Herrera, sus esfuerzos durante su gestión se han concentrado en conseguir presupuesto y montar producciones de calidad, aunque esto no ha sido tarea fácil.
El Ballet Nacional de Panamá, que nació en 1974, es una extensión del Instituto Nacional de Cultura (INAC) y sobrevive gracias a partidas extraordinarias creadas especialmente para este. Pero el INAC no da para el montaje de producciones. Los que se han encargado de avalar los gastos del Ballet han sido la Asociación Pro-Danza de Panamá y la Asociación Amigos del Ballet, junto con algunos patrocinadores como la Caja de Ahorros.
Pero todavía no basta para crear buenas producciones, como anhela Herrera. Hacer Cascanueces completo que este año no lo pude hacer por falta de presupuesto cuesta 100 mil dólares, asegura.
A pesar de esto, y de las múltiples frustraciones que ha pasado, Herrera siente que este ha sido un buen año para el Ballet, especialmente porque se realizó la primera gira internacional del Ballet Nacional de Panamá, logro del cual ella se siente orgullosa.
Del 1 al 7 de septiembre el Ballet participó en el Octavo Festival Internacional de Ballet celebrado en Miami, Florida, EU. Fueron en representación de Panamá María Eugenia Herrera y Cristina Quijano. Su presentación fue bien comentada, dice.
Además, 10 bailarines del Ballet Nacional de Panamá bailaron en Peoria, Illinois, EU, junto al Ballet de Illinois. La experiencia que ellos tuvieron fue fuera de serie, asegura Herrera. Esta presentación se dio gracias a que Herrera lleva varios años contratada como bailarina por el Ballet de Illinois y ella ha aprovechado esta oportunidad para llevar a cabo intercambios culturales. Algunos bailarines de dicho ballet vendrán en junio a Panamá.
El Ballet Nacional, además, montó este año la producción La niña malcriada, y visitó junto a la presidenta Mónaco, y le rindió un homenaje a Nitzia Cucalón de Martin. Todo prueba de que existe el interés y el esfuerzo de los bailarines, de la directora y de todos los que apoyan este arte.
Quiero cambiarle el enfoque a la gente de que el Ballet Nacional es un desastre. El Ballet no es un desastre, asegura Herrera, quien siente que el panameño desgraciadamente no aprecia el ballet.
A mí me parece muy tonto que exista un Ballet Nacional de Panamá pobre y que existan 35 escuelas de ballet privadas, opina. El talento se está perdiendo, añade.
Mi visión como directora es que tenemos el potencial humano para tener una compañía de renombre internacional. Hay que trabajar con empeño, de lo contrario seremos mediocres, asegura.





