En 1977, Gerald Ford dejó la Casa Blanca y Bill Gates todavía usaba una máquina de escribir para redactar su correspondencia comercial. La mayoría de los norteamericanos ignoraban en qué consistía una computadora.
Entretanto, James Martin pronosticó el futuro y vio que la Internet, así como las computadoras, pronto causarían una revolución.
En su libro The Wired Society, Martin predijo que para el año 2000, las computadoras y otros artefactos conectados por fibra óptica, así como líneas telefónicas y ondas de radio, permitirían a millones de personas intercambiar cartas a través del correo electrónico, adquirir mercancías, canjear acciones en la bolsa, trabajar en el hogar, estudiar, pagar impuestos, planificar vacaciones y hallar distintas formas de esparcimiento. También añadió que los empresarios que primero advirtieran las ventajas del nuevo medio obtendrían vastas fortunas.
Por lo tanto, cuando Martin hace un pronóstico, la gente escucha. En un nuevo libro, After the Internet: Alien Intelligence, Martin dice que estamos en el umbral de otra vasta revolución.
No es solo una cuestión de las computadoras convirtiéndose en objetos mas poderosos, sino en el desarrollo de un tipo diferente de inteligencia,
dice Martin.
Tendremos máquinas que serán mil millones de veces más inteligentes que nosotros, pero en una forma específica, muy limitada. En las décadas del sesenta y del setenta, se pronosticaba que las computadoras serían tan inteligentes como los seres humanos. Eso no ocurrirá, porque somos incapaces de programar lo que puede hacer un mosquito, y mucho menos, lo que puede hacer una persona, afirma Martin
Según Martin, debemos abandonar las falsas promesas de la llamada inteligencia artificial, que trata de emular la inteligencia humana, y comprender y explotar la naturaleza del pensamiento de las computadoras.
Corresponderá a los seres humanos llevar a cabo tareas creativas, en tanto el hastío de concretarlas correrá a cargo de las computadoras.
Martin dice que las computadoras son como idiotas sabios, y por lo tanto, podremos mantenerlas bajo control. Una persona con una inteligencia general, dice, siempre encontrará maneras de controlar a una persona sin esa inteligencia.
Tales predicciones están respaldadas por impresionantes credenciales. Martin, ahora de 67 años, es el padre del sistema CASE, que en la década del ochenta automatizó el desarrollo de los programas de computadora.
Algunos presidentes de corporaciones le pagan hasta 35 mil dólares por día a fin de que les informe que nos depara el futuro en materia de tecnología.
Hasta ahora, nadie se ha quejado de haber pagado mucho por sus predicciones.
Aunque Martin es un multimillonario, dice que acumular riquezas no es su principal objetivo. En cambio, señala, lo que le encanta es difundir su nuevo credo. Quiere que sus clientes, y el resto de la humanidad, adviertan que nuestro futuro ha cambiado. La historia humana, declara, ha sido hasta ahora la historia del deseo que supera siempre los medios de alcanzarlo. Pero ahora, tal vez la tendencia sea la opuesta.
En una época en que está de moda temer el cambiante futuro de la alta tecnología, Martin dice que nuestra tarea es agarrar con firmeza las riendas del porvenir.
Necesitamos reconocer el nuevo poder que hemos adquirido, y asegurarnos de que lo usaremos en nuestro beneficio, dice. Necesitamos seguir hablando acerca de estos cambios. Tenemos que convertirnos en maestros de la complejidad, y debemos hacerlo rápido".
Martin pronostica un futuro en que programas y computadoras ampliarán vastamente nuestra capacidad de satisfacer deseos humanos.
Por ejemplo, portamos en la actualidad toda clase de documentos destinados a demostrar nuestra identidad, incluidas tarjetas de crédito, pasaportes y licencias de conducir. Pero Martin dice que todo eso será reemplazado con programas como TrueFace, que identifican a cada ser humano por separado. Puertas se abrirán, automóviles se pondrán en marcha, cajeros automáticos nos darán dinero, usando una sola tarjeta para todas las operaciones.
