BERLIN, Alemania. (ANSA/AFP). Bloody Sunday, un alegato contra la violencia y a favor de la paz y la reconciliación en Irlanda del Norte, del realizador británico Paul Greengrass, fue recibida el jueves con aplausos por el público y la crítica en el Festival Internacional de Cine de Berlín.
El filme, que reconstruye minuciosamente aquel fatídico domingo 30 de enero de 1972, en Londonderry, cuando paracaidistas británicos ingresaron en la provincia matando a 13 personas e hiriendo a otras 14 que manifestaban por los derechos civiles, se perfila como un candidato con muy buenas posibilidades de alcanzar alguno de los premios del evento.
Aquel día fue catastrófico para Irlanda del Norte, para las relaciones con Londres y para las relaciones de Londres con Dublín", recordó en conferencia de prensa Ivan Cooper, entonces diputado provincial protestante que abogaba por la causa de los católicos, inspirado en la figura del pacifista estadounidense Martin Luther King.
"En un solo día se destruyeron todas las posibilidades para que el movimiento en favor de los derechos civiles de Irlanda del Norte pudiera prosperar", dijo Cooper (interpretado en la película por James Nesbitt), quien estuvo presente en la exhibición, junto a Greengrass y Don Mullan, autor del libro (Eyewitness Bloody Sunday) en que se basó la cinta.
La reina Isabel II de Inglaterra condecoró después a los oficiales que planificaron y ejecutaron aquella operación, que "abortó el diálogo que comenzaba entre católicos y protestantes", tras la decadencia del Ejército Republicano Irlandés (IRA), y sumió a Irlanda del Norte en un sangriento conflicto que llega hasta nuestros días.
Greengrass, periodista y autor del polémico libro Cazador de espías, sobre las operaciones encubiertas de los servicios secretos británicos, subrayó que "el contexto fue político". El gobierno del entonces primer ministro conservador Edward Heath "se había propuesto aplastar al movimiento de Derry", al que creía equivocadamente involucrado en una conspiración, afirmó.
Aquellos acontecimientos resucitaron al IRA, que no creía en el movimiento pacifista y se convirtió en una guerrilla urbana. Desde entonces el grupo terrorista se autoerigió en protector de la población católica contra los ataques militares y paramilitares de los protestantes británicos.
La violencia desatada en las calles de Londonderry se propagó a toda Irlanda del Norte, provocando en aquel año 467 muertos, de los cuales 321 eran civiles. Entre 1969 y 1976 murieron allí un promedio de 250 personas por año, víctimas de un centenario conflicto entre católicos y protestantes, cuyas raíces se remontan al siglo XVI.
"Hoy", afirmó Cooper, "estoy mucho más convencido que antes todavía de que la violencia no arregla los problemas y sigo confiando en un futuro de paz y reconciliación para Irlanda del Norte". El diálogo y la negociación son las únicas vías para alcanzar la paz y la justicia, es el mensaje final de la película.
El cineasta chino Zhang Yimou, por otro lado, vuelve al festival que le dio la fama en 1987 con Sorgo rojo pero solo en forma de película ya que, por razones desconocidas, hasta el momento, primero sus dos actores y, luego, él mismo anunciaron la cancelación de su viaje a Berlín para presentar fuera de concurso Happy Times (Xingfu Shiguang). Las razones por las cuales Zhang pueda haber entrado nuevamente en colisión con las autoridades de su país no tienen nada que ver con el filme en sí que es la conmovedora historia de un viejo profesor que sueña con casarse y, en lugar de la novia deseada, se hace cargo de la hijastra ciega de ésta.
Estamos lejos de la refinada atmósfera de Judou o Linternas rojas y más del lado de Keep Cool con su retrato de una Beijing atareada y sin tiempo para los sentimientos ni la solidaridad humana.
La única que se encuentra es la del viejo Zhao (Zhao Benshan), no tan viejo en realidad, pero fuera del proceso económico, igual que sus amigos, que para ayudarle a conseguir el dinero necesario para casarse reparan un autobús arruinado para transformarlo en un hotel por horas (el Happy Times del título).
Cuando la novia, en espera del dinero, le encarga ocuparse de su hijastra ciega, Wu Ying (Dong Jie) a la que trata como a una vulgar Cenicienta, Zhou encontrará una razón de vida y, haciéndole creer que el hotel existe (en realidad fue secuestrado por la policía), la contrata como masajista con él y sus amigos como únicos clientes.
El filme hubiera podido ser una fábula rosa si no fuese porque Zhang Yimou decidió terminarlo en tragedia con el viejo maestro en coma en un hospital, después de ser arrollado por un camión, y la joven errando por una ciudad indiferente, al haber comprendido que era un peso para su pobre protector. Jugado todo sobre los sentimientos y con un efectivo reparto Happy Times es un capítulo menor en la filmografía zhangiana, más parecido a una obra de transición que a una de efectiva importancia.
Happy Times es la primera entrega de Zhang Yimou para su contrato con la compañía productora de Edward R. Pressman y Terrence Malick, la Sunflower Productions, que la han coproducido con la empresa del cineasta chino y la 20th. Century Fox, a la que debería seguir Hero, apenas terminada y en fase de montaje.
En la tercera película de la jornada, el cineasta israelí- estadounidense Amos Kollek presentó su última realización, Bridget, en la que su actriz preferida, Anna Thomson -quien también encarnó los roles protagónicos en las cintas Sue, lost in Manhattan, Fiona y Comida rápida, mujeres activas-, hace de una joven madre medio delincuente que acepta todo tipo de tratos con tal de obtener dinero y recuperar a su hijo.
La 52 edición de la Berlinale continuará mañana con la exhibición del film Beneath Clouds, del australiano Ivan Sen, la última película del veterano francés Bertrand Tavernier Laissez-Passer sobre una productora cinematográfica en la Francia ocupada por los nazis, y Monster's Ball, una producción norteamericana del director suizo Marc Forster.
En la sección Panorama, Documentos, será proyectado también el documental del español Jaime Camino Los niños de Rusia, sobre los hijos de activistas republicanos que fueron llevados a Rusia para protegerlos de la Guerra Civil española.

