Veo que el autor del escrito “Los Diez Mandamientos muchos siglos después” no se documentó bien en cuanto a la confiabilidad del Antiguo Testamento. Hace más de medio siglo, la arqueología ha confirmado la asombrosa exactitud histórica de la Biblia y la paternidad mosaica de sus primeros cinco libros. Si los Diez Mandamientos y demás leyes registradas en la literatura judeocristiana no tienen vigencia, entonces no pocas leyes de carácter social, y otras que son piedra angular de gran parte de las constituciones políticas de las naciones del mundo civilizado, no tienen validez alguna, puesto que sus orígenes están casi por completo en la Biblia. No nos damos cuenta de las afirmaciones que hacemos, porque desconocemos ciertos datos que nos ayudarían a estar mejor informados. (Si dudas del Antiguo Testamento, consulta A Scientific Investigation of The Old Testament, de Robert Dick Wilson. Si no crees en el Nuevo Testamento y piensas que Dan Brown está bien documentado, lee Evidencia que exige un veredicto y Más evidencia que exige un veredicto, de Josh McDowell)
Hay adivinanzas en el cuestionado escrito: “parece”, “aparentemente”, “quizás”. Ante la duda, he aprendido que mejor es abstenerme para no meter la pata. La Biblia no hay que reescribirla ni está desfasada, pues aunque el conocimiento es progresivo, la verdad es eterna. Confundir la verdad con el conocimiento de ésta es caótico. Como errado es confundir la observación y clasificación de hechos concretos y comprobables con su interpretación. Lo primero es científico; lo segundo, filosófico. Creer que “todo es relativo” porque ciertas cosas en la vida lo sean es equivocarse. Generalizar > error.
Dios no es castigador, sino un Dios de misericordia. “Si dudas del amor de Dios, mira a Jesús en la cruz”, afirma Billy Graham. Israel desde sus inicios con Abraham ha sido monoteísta, aunque el Patriarca habitaba en la politeísta Ur de los caldeos. Desde su creación el hombre era monoteísta.
Que la gente use el nombre de Dios para jurar en vano o cometer crímenes no significa que Dios los alcahuetee, ni eso resta fiabilidad a los mandatos de Dios. Amo a mis hijos y los oriento acerca de los peligros. Si desobedecen siendo adultos, ello no me imputa pecado alguno. Las cruzadas religiosas son una mancha negra en la Iglesia de la época, que no era necesariamente liderada por los verdaderos creyentes. Epoca llamada “edad sombría”. Las dos guerras mundiales y otras más nada han tenido que ver con lo religioso, sino con el corazón malo del hombre. La expresión “quizás el único mandamiento agradable de la lista” me recuerda a Mark Twain al señalar: “lo que me preocupa de la Biblia no es lo que no entiendo, sino lo que puedo entender”. Porque lo que puedo entender me demanda o pone en evidencia. Dios no “insulta al hombre” por promulgar un mandamiento para nuestro bien como lo es el descanso, sea sabatino o del domingo, porque lo importante no es el día, sino mi actitud de corazón para con Dios y el prójimo los demás días de la semana.
Dios nos conoce y sabe que tendemos a llenarnos más de resentimiento y odio que de amor; por ello nos manda a que honremos a nuestros padres, y a los padres a que “no exasperen a sus hijos”. Es un camino de dos vías, de respeto y amor mutuos. Por lo general son los padres los que enderezan la vida de un niño o se la tuercen, mas vivir lleno de resentimiento y odio contra mamá o papá no me sana, sino que me enferma. No soy culpable de lo que pasó en mi infancia. Pero soy responsable de resolver mis conflictos. Dios no es culpable de que haya padres desnaturalizados y de que el sida mate a hombres y mujeres que juegan con la bendición que es el sexo si se usa dentro de los cánones que Dios ha establecido: el matrimonio heterosexual. Ni es culpable Dios que niños mueran de sida por padres irresponsables o malas transfusiones de sangre. Ahora nos enteramos de que “Dios no existe” porque no impide que un desalmado –con libre albedrío– y con trastornos de personalidad mate a otro, o no evita que los niños mueran de hambre o de enfermedades curables y evitables por el duro corazón del hombre. En la obra El origen del sufrimiento humano: cómo traspasar los límites del dolor para vivir en plenitud y no fracasar en el intento escribo por qué sufre la humanidad. Sería bueno que el autor del escrito comentado la leyera sin presuposiciones de contenido sustantivo, que suponen que “ya existe un cuerpo de verdad” y lo demás es “fábula”. Einstein manifiesta que “no se puede creer que Dios juega dados con el mundo”.
Es cómodo ser agnóstico o ateo cuando tienes salud y suficiente dinero en el banco. Pero, ¿qué harías en una situación extrema? Te aseguro que ahí otro gallo cantaría y más de cuatro buscarían a Dios. Alguien dijo mientras se hundía el barco: “Yo soy ateo... pero en tierra”. También es fácil condenar la pena de muerte a sicópatas y criminales incorregibles, mas aprobamos la eutanasia porque “yo soy dios que decide sobre la vida de mis familiares o pacientes”. Asegurar que la Biblia no enseña sobre el origen de la vida es desconocerla y tratar de justificar el aborto que intenta tapar la irresponsabilidad o metida de pata, o porque llena mis bolsillos de dólares. Jesús asevera: “Cuelan el mosquito, mas se tragan el camello”.
Los escritos sobre los Diez Mandamientos deben hacerse con fundamento, sustancia, y con pruebas documentales y científicas, no con especulaciones filosóficas de orden moral.