Luego de las decepcionantes administraciones posdictatoriales del Ñoño, El Toro y La Yeya, fueron numerosas las manifestaciones a favor del voto en blanco. El tema nuevamente ha salido relucir, pero con algunas características muy particulares, porque en aquel entonces no recuerdo haber escuchado tantas expresiones en contra del voto en blanco como las escucho ahora, y eso merece un análisis.
Las anteriores manifestaciones a favor del voto en blanco no tuvieron mucha oposición, porque aquellos que se beneficiaban del statu quo político estaban seguros de que el panameño no estaba preparado para votar en blanco y que en cuyo extremo anularía su voto o simplemente no iría a votar. Ellos sabían que nuestro pueblo no resistiría a “votar a ganador”.
En esta vuelta se han presentado las condiciones coyunturales para que este pueblo castigue con su voto, no al gobierno de turno, sino al sistema político en general. Por ello estoy convencido de que la mayoría de las voces en contra del voto en blanco viene de personas que viven de la política, y en particular, de aquellos que se creen seguros de ganar las elecciones y temen que su triunfo se vea empañado por un alto porcentaje de votos en blanco.
En ese mismo sentido, me llamó la atención las expresiones de un líder religioso –de religión o secta que prefiero no mencionar– que instruía a su congregación a que fuese muy responsable al elegir el candidato de su preferencia. Me llamó la atención porque en todas las alternativas presentadas no se insinuó si quiera el voto en blanco. Fue tan enfático en indicar que había que elegir al mejor, que al referirse a que no podemos esperar candidatos perfectos, no me quedó dudas que quería asegurarse que el voto en blanco no fuese una opción. ¿Por qué? Porque el sistema les permite mantener sus actividades y temen que este pueblo decida “bajar la cadena” y que ellos también se vayan por el hueco.
En cierto sentido me siento orgulloso de no haber necesitado del escándalo Murcia para saber que esto está podrido. Independientemente de la veracidad o no de las declaraciones del Sr. Murcia, el hecho de haberse desencadenado un escándalo es evidencia de que estamos convencidos de que tales señalamientos son posibles, y por tal, que nuestro sistema político está corrupto. Entonces… ¿Por qué legitimarlo eligiendo al menos corrupto? Creo que la mayoría de los panameños pensamos que las declaraciones del Sr. Murcia fueron a medias, porque estos señores acostumbran a “invertir” en todos los candidatos (por si las moscas) y que Murcia simplemente está apostando al ganador para cobrar posteriormente.
Sería injusto señalar que todos los candidatos partidistas son de mala voluntad, pero así lo creo de todos los partidos políticos, y si vivimos en una “partidocracia”, al votar por un candidato se vota por el partido político que lo postuló. Peor sería cuando dicho partido tiene un dueño.
En medio de toda esta patraña veo una pequeña luz en los candidatos independientes, pero no en aquellos que dicen ser independientes cuando en realidad siguen corrientes clandestinas. Me refiero a aquellos que por no estar de acuerdo con esta farsa han decidido correr por la libre. Pero tengamos mucho cuidado porque algunos de esos independientes en realidad son políticos “catriboleados” que han sido expulsados de un partido o que ningún partido los quiere por una u otra razón.
Exhorto a aquellos que rechazan el actual sistema político a que no anulen su voto y mucho menos se abstengan a votar. Los exhorto a que en su lugar voten en blanco y se tomen un momento para pensar en la posibilidad de apoyar a un independiente. Finalmente, los invito a aprovechar que ninguno de los candidatos presidenciales se identificará con una papeleta blanca, para ir vestido de blanco votar.
