Por Errol E. Caballero ecaballero@prensa.com
Mucho es lo que hoy en día, época de franca bancarrota espiritual y de neurosis colectiva, se habla sobre los beneficios de dos sistemas que a priori parecieran ser irreconciliables: el budismo y el psicoanálisis. El primero es un sistema místico que tiene como profeta al enigmático Buda, mientras que el otro es un proceso terapéutico que tiene como creador a Sigmund Freud.
Sin embargo, a pesar de las aparentes diferencias, tal como lo demuestra el libro Budismo zen y psicoanálisis, de D.T. Suzuki y Erich Fromm, el budismo y el psicoanálisis comparten básicamente la misma meta: salvar al hombre de la locura a la que lo ha condenado un exceso de confianza en un sistema racional y utilitario.
El libro recoge dos conferencias dictadas por D.T. Suzuki y Erich Fromm durante un seminario que se realizó en Cuernavaca, México, en 1957.
D.T. Suzuki es considerado como uno de los principales introductores del budismo zen en Occidente, mientras que Erich Fromm es uno de los pensadores norteamericanos más destacados del siglo pasado, conocido por obras como El miedo a la libertad.
En el primer capítulo de la obra, Suzuki explica cómo a través del budismo zen el hombre puede alcanzar la iluminación, la cual define como un estado que integra la inocencia y espontaneidad de los años de infancia con la conciencia y madurez del individuo ya formado. La idea es liberar al hombre moderno de los grilletes de un racionalismo excesivo, en donde la realización personal se mide en términos de productividad y acumulación de capital y no de desarrollo espiritual.
El capítulo siguiente contiene la riposta de Fromm, quien realiza un magistral y certero análisis de la crisis moderna: El hombre ha seguido al racionalismo hasta el punto en que éste se ha transformado en irracionalidad absoluta...El hombre ha seguido al racionalismo hasta el punto en que éste se ha transformado en irracionalidad absoluta... El hombre occidental está en un estado de incapacidad esquizoide para experimentar afecto y, por lo tanto, se siente angustiado, deprimido y desesperado...
Fromm señala al psicoanálisis como una vía mediante la cual el hombre puede mitigar la doble ruptura de la que es objeto: la existente entre su propio ser y el mundo que lo rodea, y entre su yo social y su yo reprimido, o inconsciente.
Fromm encuentra paralelismos entre el psicoanalista y el maestro zen oriental, en el sentido de que la contribución que ambos pueden aportar al bienestar de sus pacientes o discípulos es, aunque crucial, limitada, ya que el camino hacia la salud mental y el pleno desarrollo espiritual solamente puede ser alcanzado a nivel individual.

