EL MALCONTENTO

Buenas personas

Los santos nunca han gozado de mi devoción. Algunas de sus vidas, o de los mitos sobre sus vidas, me parecen alucinantes, apasionantes incluso, pero demasiado dolorosas o increíbles para mi pobre mente racional. Ser santo suele combinar unas dosis de tristeza y torturas excesivas y, por tanto, es condición que solo puede ser reconocida por el Vaticano, donde son expertos en excesos de diversos tipos.

Por eso siempre me han conmovido más las buenas personas. ¡Es tan difícil ser buena persona! Usted quizá piense que exagero o que debo ser tan malo que la bondad me parece un valor límite, como la felicidad o la honestidad. Pero no es así. Constato lo difícil de ser bueno porque he encontrado poca gente de la que se pueda decir fundamentalmente que es buena, sin aristas, sin dudas, generando un consenso general en los que los conocen o a los que rozan con su presencia.

No es que las personas buenas no cometan errores, que sí; ni que sean la prudencia personificada y la mesura con piernas, no. La bondad de las personas creo que se determina en la sinceridad de sus sentimientos y en la transparencia de sus acciones. Ahí debería estar el “buenómetro” para detectar a la buena gente, la auténtica, la que, aún metiendo la pata hasta el fondo, no hace daño profundo.

Hoy quiero escribir sobre dos de estas personas buenas y me perdonan el atrevimiento y la mezcla que voy a “cometer”. La primera, tan cercana que a veces parece calco, sombra o espejo. Mi padre, que acaba de cumplir 80 años, es, fundamentalmente, un hombre bueno. Las ocho décadas de experiencias, de errores, de tremendos aciertos, de cariño, de proyectos, de amistad y de amor conforman, básicamente, la historia de una buena persona. Yo, acá, quiero rendirle un pequeño y humilde homenaje, el del hijo que sabe cuál es la herencia y, por tanto, cuál es el compromiso. La única esperanza que tengo es la de haber aprendido, la de poder mirarme en su espejo por las mañanas e intuir algún rasgo de ese carácter transparente y honesto.

La segunda era lejana hasta hace un tiempo. Una fuente no más. El sociólogo de cabecera en Panamá, al que llamaban todos los periodistas. Al principio me preguntaba por qué… si no habría más sociólogos en Panamá. Luego, lo conocí en una sala de espera de un pequeño aeropuerto brasileño. Nos confesamos lectores mutuos, intercambiamos contactos y ya… hasta que nos encontramos en el foro de la Asamblea Ciudadana y pude conocerlo, escucharlo, respetarlo.

Raúl Leis era un hombre bueno. No solo lo escribo yo, hay coincidencia general. No creo que las declaraciones, los textos o los poemas que he leído sobre él desde que algún error humano acabó con su enorme humanidad sean la típica reacción que hace bueno a todo muerto. No es así. Yo no estaba de acuerdo en todo con Raúl, pero su forma de hablar, de entusiasmar o de transmitir sus propuestas siempre abrían un espacio gigante para el encuentro y la comprensión. Era bueno. Y su bondad es contagiosa.

Nos toca ahora mirarnos en su espejo (como en todo espejo de una persona buena) y descifrar si lo que vemos es nuestra bondad multiplicada o solo la sombra de la suya. Nos toca recoger su cosecha y resembrarla en Panamá y fuera de ella, porque solo desde un ejercicio intelectual tan conectado con la práctica como el suyo se puede avanzar en este mundo en el que se aplaude la muerte y se jalea a los violentos. Como escribió en estos días el abogado James Bernard, “hombres como él, en días de locura como hoy, son indispensables”.

No quiero terminar sin matizar una diferencia sustancial entre los que se creen grandes personajes y las personas buenas. Los primeros, si tienen un poco de pudor, deben revisar su vida (que no debería ser otra cosa que pensamiento, verbo y acción sincronizados) a la luz de los segundos. En realidad, haber cazado a bin Laden no hace a Obama una buena persona; ni hacer el Metro consigue algo parecido con Martinelli… El día que llega la muerte, ese día incierto y seguro al tiempo, lo que importa es el poso de bondad que se ha dejado, no los titulares que se han provocado.


LAS MÁS LEÍDAS

  • Gobierno contrata a multinacional estadounidense para diseñar el quinto puente sobre el Canal. Leer más
  • Cuarto Puente sobre el Canal de Panamá: así será el Intercambiador del Este en Albrook. Leer más
  • Denuncia ante el Ministerio Público frena contrato millonario de piscinas que firmó la Alcaldía de Panamá. Leer más
  • Días feriados y fiestas nacionales en Panamá 2026: Calendario detallado. Leer más
  • Grupo Cibest acuerda vender Banistmo en Panamá a Inversiones Cuscatlán. Leer más
  • Trasladan a la directora del Cefere por el caso de La Parce. Leer más
  • Ministerio Público investiga presunta corrupción en el otorgamiento de trabajo comunitario a La Parce. Leer más