El Bullmastiff, como todos los perros de raza, fue creado para desempeñar un trabajo específico. Los guardabosques en Gran Bretaña sufrían el acoso nocturno de ladrones y cazadores ilegales, a los cuales debían controlar y les resultaba imposible, por las amplias extensiones de las tierras. Con las razas conocidas de la época, como el Bull Dog Inglés y el Mastiff, fueron realizando el proceso de selección, basado fundamentalmente en ejemplares alertas, lucidos, fuertes y también con el poder de un buen olfato.
Todo hace pensar que, además de los ejemplares mencionados, incorporaron también un especialista en el área olfativa como el Bloodhound o Sabueso de San Huberto, ya que los ejemplares anteriores no poseen desarrollado este don de una forma especial. A través de los años y con la ayuda posterior de las exposiciones caninas, se ha logrado estandarizar el Bullmastiff en un perro ideal, ya sea por sus aptitudes, tamaño, como también por la manera en que desempeña su trabajo.
Esta raza tiene la particularidad de manejar su cuerpo hábilmente al atacar o defender, utilizando la fuerza de choque y evitando morder, esto lo distingue entre todos los perros molosos. Sin derramar una gota de sangre, puede perfectamente lograr su cometido de custodio, un motivo más, por el que la policía de Gran Bretaña lo ha elegido. El Bullmastiff es equilibrado, amigable, confiable, excelente perro de familia y protección. Es especialmente recomendable para los niños debido a su paciencia y fortaleza.
Su altura a la cruz es de aproximadamente 65 cm., y su peso oscila en los 50 kg. Se admiten diversas tonalidades, atigrados, rojos, arena, pero los colores deben ser bien definidos en todos los casos y la máscara negra en su hocico es relevante para su tipicidad.
