Osadamente en el título del presente artículo, y pido disculpas por usarlo a la empresa Conway, con su estímulo a los participantes del programa Vive la Música y su eslogan "Gente CONactitud", quiero felicitar a los tres representantes de Azuero y a TVN-2 por la iniciativa de emprender un concurso para explotar el talento artístico panameño. Empero, las iniciativas no serán fructíferas ni cumplirán con el objetivo principal cuando éstas se sustentan en una plataforma llena de preferencias e inclinaciones hacia uno u otro de los actores principales, quienes ávidos de contar con una oportunidad de escalar en el mundo musical, con mucho coraje enfrentan los cuestionamientos y juicios críticos de un jurado que en muchas de sus consideraciones, dejan entrever una ausencia de tacto, criterio técnico y ética para decirle a un cantante… "¡No lo haces bien!". El factor motivante expresado literalmente a través de sus apreciaciones, más que motivar la habilidad del actor, desluce un escenario cargado de luces y adrenalina por parte del público que miércoles a miércoles acompaña a su predilecto: padres, hermanos, familiares, amigos y vecinos que humildemente se unen en dos horas de entretenida diversión. Y si la crítica objetiva debe prevalecer, es plausible el espacio que TVN-2 con su elenco de asesores ha regalado a los artistas, mas no el sistema de selección final para el primer, segundo y tercer lugar, que a mi juicio, la actitud de los jurados cada vez que emiten los juicios para evaluar al cantante, ha sido la nota discordante para que una llamada en la recta final sea la que defina si los finalistas cantan bien o mal.
Pienso que para dejar sentadas las bases del concurso de una manera más creíble y no crear un precedente de querer enriquecer a las compañías telefónicas (las más beneficiadas en este caso), deben elegirse los tres primeros lugares con el sistema que predominó al principio.
Las llamadas telefónicas deben definir premios no establecidos en las bases del evento como un incentivo a todos los que con su esfuerzo lograron superar los obstáculos a los que se enfrentaron y como un aporte a la remodelación del antiguo Teatro Balboa. El haber llegado a donde están ya es suficiente mérito como para que frases como "tu presentación fue mediocre" o "a mí no me gustó… lo hiciste normal", se dejen escuchar de los jurados a escasa una semana de la final tan esperada; un jurado –a excepción de Pacho Bragin– que a lo largo de las presentaciones se ha mezclado con el público para decir "el jurado está acá", perdiendo todo estilo y profesionalismo al juzgar.
Se debe reconocer que la crítica ayuda a crecer, pero se necesita elegancia, objetividad e imparcialidad al hacerlo. Contar con esos elementos hace merecer de las personas el mayor de los respetos.
A Miguel, Karen y Massiel ¡felicidades!; el lugar que ocupen en el concurso es insignificante si lo comparamos con ese don tan valioso con el que Dios los ha premiado. Eso es lo que cuenta y ya siéntanse ganadores, porque han demostrado que en Azuero tenemos gente CONactitud. Muchísimas gracias por dejar a la región azuerense en alto y ánimo al resto de los participantes que por una u otra razón, tuvieron que abandonar el programa.
La experiencia fue maravillosa para dar a conocer todo ese talento que hace la diferencia y en especial, el nacimiento de ese sentimiento tan maravilloso como es el sentimiento de la amistad y la convivencia de familiaridad vivida entre provincias. Eso encierra el mejor de los premios, y, como reza un pensamiento anónimo: "cuando amor es lo que sentimos y nuestros proyectos descansan en los hombros de Dios, todo tiene como destino el éxito".
