Así es, no es broma. ¿Acaso en clase de historia nunca le hablaron del trueque como sistema de comercio?
Antes de que Cristóbal Colón nos hiciera el favor de descubrirnos, se medía el valor de las cosas estableciendo una norma comparativa con respecto al objeto más codiciado del lugar.
Por aquel entonces, el chocolate era considerado la bebida de los dioses, razón por la cual nuestros ancestros precolombinos utilizaron el cacao como moneda.
Su uso como valor de cambio data desde el auge de la civilización maya, y se dice que Alexander von Humboldt, gran científico alemán y amigo personal de Simón Bolívar, descubrió que en Costa Rica, a mediados del siglo XIX, aún se usaban los granos de cacao como medio de pago.
La comestible moneda (¡qué envidia!) recibió diversos nombres; los aztecas (México) la bautizaron cacahuatl, en El Salvador se conoció por el nombre de xontle , y en Nicaragua contle .
Para que tenga una idea de su valor, cuenta Gonzalo Fernández de Oviedo, conquistador y cronista español, que un conejo valía 10 almendras de cacao y un esclavo podía llegar hasta las 100 almendras.
Originalmente, fue monopolizado por los caciques y los nobles para su uso y consumo exclusivo, al punto que aquellos alimentos y bebidas en que se utilizara la semilla del sol (denominación española) como ingrediente eran prohibidos para las masas.
La introducción de la moneda española acabó con el mezquino monopolio de dulces, y el consumo de esta delicia se generalizó a todas las clases sociales, especialmente en las españolas, que lo estimaban mucho.
Continuó como moneda entre conquistadores y conquistados, aún en las calidades más ínfimas o inútiles. No perdía valor debido a su gran demanda alimenticia, y porque pronto (1680) se incursionó en explotar sus poderes curativos en inflamaciones pulmonares, sífilis, parásitos intestinales, entre otras cosas (¿y ahora porque no?).
Con la aparición del real, insípida moneda española (¡esa no se podía comer!), el cacao desarrolló una equivalencia de 200 almendras por un real (¡eso sí es conguear!).

