Hoy, como todas las mañanas, ¡qué problema para coger un taxi que vaya para la Calle 50, que es el área donde trabajo! Nadie quiere ir; que si por el tranque o por cualquier otro pretexto. Así que allí parada y esperando el taxi, pensé necesito un carro para movilizarme. Me vino entonces a la mente lo de los Cadillac: ¿qué ha pasado con ellos?
Como todas las mañanas, leo el periódico y me encuentro con la noticia, Nadie quiere comprar los Cadillac. Me puse muy contenta cuando leí que algunos de estos vehículos han sido donados así: dos al Club Activo 20-30 para recaudar fondos para obras sociales y dos para recoger fondos para obras sociales del Despacho de la Primera Dama. El sentimiento también fue de tristeza, al leer que uno fue asignado al Despacho de la Primera Dama y otro al primer vicepresidente de la República, Arturo Vallarino. Y es que en un principio, se dijo que el gobierno no iba a quedarse con ninguno de estos carros, sino que se iban a poner a la venta o donarlos a sociedades para recoger fondos.
Si los gastos de la Cumbre fueron cubiertos con dinero del Estado, nos deben explicar las razones por la cuales les han asignado los vehículos a estos dos funcionarios. ¿Acaso nos dirán que la razón está en que nadie los quiere comprar? ¿Hasta cuándo permitiremos que los gobiernos hagan con el dinero del Estado lo que les venga en gana? ¿Siempre será esto así? ¿No creen que es suficiente con la crisis que atraviesa el país, o con la cantidad de desempleados que hay? (...)
Vanessa Jaén
