En días pasados viajé a México para participar en el programa de estancias de estudio Judicial. Allá, la Suprema Corte de Justicia, como se le designa al más alto tribunal de justicia, está compuesto por 11 ministros (magistrados), hay dos salas integradas cada una por cinco ministros. El presidente de la Suprema Corte de Justicia no participa en ninguna de ellas.
El pleno concentra sus esfuerzos en asuntos de mayor importancia y trascendencia para el orden jurídico nacional, como lo son controversias constitucionales, acciones de inconstitucionalidad y amparos en revisión sobre constitucionalidad de leyes federales o tratados internacionales. Dentro de la estancia mi atención se centró en el llamado Canal Judicial, esa entidad –adscrita al Poder Judicial– hace la diferencia, pues sus noticias y comentarios de los casos de connotación que se ventilan en la esfera judicial, se dan a la luz pública tal y como se van desarrollando y la ciudadanía tiene una percepción real de lo que sucede.
La creación del Canal Judicial es reciente y es un vehículo de apoyo, como dijera su director, para la difusión del quehacer cotidiano del Poder Judicial, porque las decisiones son de acceso directo al pueblo y elevan su cultura jurídica. Considero que esta dirección es de gran ayuda para el que administra justicia. Sus decisiones son evaluadas por el ciudadano común que sigue de cerca cada proceso hasta la decisión final. A diferencia de la prensa escrita, que interpreta las decisiones tomadas y que muchas veces le da connotación subjetiva a fallos, sin detenerse a verificar lo que realmente está plasmado en la decisión tomada, amén de que por lo general si se equivocan no hacen rectificación.
En cambio la justicia federal mexicana, con su Canal Judicial, busca seguir teniendo credibilidad ante sus conciudadanos.
¡Aplaudo esta creación!
