En las redes sociales circula un video sobre la situación penitenciaria holandesa que indica: “Holanda tiene un ‘problema’ con el crimen... es tan escaso que un tercio de sus cárceles está vacío. El país no cree que una celda sea siempre la solución, aplica políticas de reinserción y programas de seguimiento que evitan que los delincuentes reincidan”. “Las tasas de criminalidad no paran de bajar y las cárceles se ven obligadas a cerrar. Las que quedan abiertas se aprovechan ‘importando’ presos extranjeros, reconvertidas en hoteles de lujo o como residencia para refugiados. El vacío que dejan los reos parece demostrar que Holanda ha encontrado una alternativa a las prisiones tradicionales”.
Este es el resultado de la más exitosa política de empleo juvenil del mundo, así como del sólido compromiso público-privado al empleo sostenible e incluyente, impulsado por el Ministerio de Asuntos Sociales y Empleo, y plasmado en el “Pacto de 100 empleadores con el empleo sostenible”, firmado el 10 de octubre 2012 entre las más importantes empresas de los Países Bajos. El enfoque de la política social holandesa recalca la redistribución de oportunidades y recursos para que las personas los aprovechen, y jueguen un papel en su construcción, prestando atención especial al puente entre la escuela y el mercado laboral, como plataforma de inclusión social.
Irónicamente, la tasa de desempleo juvenil en Holanda es superior a la panameña (11.2% versus 10.1%, respectivamente). La clave del éxito está en el manejo de sus ninis, que representan el 6.7% de su población de entre 15 y 29 años, el porcentaje más bajo del mundo, por debajo de países como Alemania (9.9%) y Singapur (13.5%). En Panamá hay 222 mil 331 ninis en esa franja de edad, 24% de esta población.
Holanda también adoptó una agresiva campaña de importación de mano de obra. De hecho, 4 de cada 10 ofertas de empleo que se publican en España para trabajar en el extranjero vienen de Alemania, Países Bajos y Reino Unido. De manera que “detrás” de las cárceles vacías en Holanda hay una sociedad enfocada en el empleo sostenible e incluyente “para todos”, que ofrece oportunidades reales a un amplio espectro de la población, incluyendo jóvenes, extranjeros, exprivados de libertad y otros grupos marginados.
Nos cuesta pensar en el modelo holandés como solución al problema del empleo juvenil y delincuencia en Panamá, donde 3 de cada 5 personas que buscan trabajo tiene entre 15 y 29 años, pero solo obtienen 1 de cada 16 nuevos empleos que se agregan a la economía; 1 de cada 4 de ellos ni estudia ni trabaja (nini); representan el 54% de la población penitenciaria y se ven involucrados en las dos terceras partes de las detenciones que hace la Policía Nacional.
Debemos entender que el “problema” no es que haya delincuencia, sino que nuestros jóvenes no encuentran empleo. Una cosa es combatir el fuego y otra, perseguir el humo.