No se trata sólo de una legión de pintores y sus fértiles búsquedas y encuentros en los misterios del pincel, sino también sus notables dominios técnicos y la fuerza abrazadora de sus mundos diversos y la evidente intención comunicativa de su creación.
De ellos, Carlos Guzmán, de sólo 32 años, posee la versatilidad de esas jóvenes generaciones de artistas, que desde la isla mayor de las Antillas, diseñan mundos propios y nos convocan como quien ingresa a un jardín extraño y seductoramente florido, tal como aprecia el historiador de la ciudad de La Habana, Eusebio Leal Spengler.
Su obra plástica, meteórica y vivaz, discurre en la construcción imaginativa de universos que suele narrarnos con los recursos de la sorpresa y los ensueños, recreando mitos y haciendo otros nuevos.
Personajes únicos y ambientes pluriespaciales, malabaristas y centauros, peces voladores, máquinas para surcar el aire y el agua, salamandras y alambres, híbridos de flora y fauna, constituyen las voces y las resonancias de su pintura. Y también, instantes capturados del silencio y las soledades, de los eclipses de la razón y las vibraciones de la naturaleza humana en el tejido de las cosas cotidianas.
Cada pieza es una historia y cada serie es la secuencia de una época que él se ha creado y que nos hace creer que están en el tiempo y en los territorios de algún lugar del planeta. Viven en el lienzo con identidad y ciudadanía estos personajes dibujados resueltamente y desde allí nos cuentan, en un sólo instante, de sus inauditas y paradójicamente naturales existencias.
En definitiva, Carlos Guzmán nos habla de la condición humana, del confuso presente y sus interrogantes, de las rotas quimeras y de utopías posibles, recurriendo a la delicada fabulación o a los elaborados inventos que posee el arte, sus cocinas mágicas y el centelleo de la lucidez creativa.
Este pintor, graduado en la reconocida Academia San Alejandro de La Habana, realizó su primera exposición personal a los 16 años; cuenta con más de 25 exposiciones colectivas y 20 de carácter individual. Ha expuesto, además de en su patria natal, en Estados Unidos, Venezuela, México, Costa Rica y Brasil. Y sus pinturas forman parte de colecciones privadas en más de 10 países.
Consolidando su obra plástica en el presente, se inscribe como uno de los nombres necesarios de la actual pintura cubana.
Para el año 2003, año del Centenario de la República, Carlos Guzmán estará entre nosotros, con una exposición personal que, seguramente, será admirada y apreciada por el público panameño.
(El autor es poeta)