CAOS VEHICULAR

Carta abierta a las autoridades del Tránsito: Beatriz Valdés

Tengo que suponer que ustedes, señores cuyo trabajo consiste en reglamentar el tránsito vehicular por nuestras calles, también tienen auto y transitan o intentan hacerlo por las calles y avenidas, que más allá de los tranques, ya sufren de tapones que detienen del todo el flujo de movimiento necesario para ir de un punto a otro.

Supongo, igualmente, y hasta espero, que como me ocurre con detestable frecuencia, hayan sufrido la congestión física que produce encontrarse en una fila de autos que se mueve por pulgadas; de tener que agudizar la mirada deseando que nuestros ojos fuesen antenas, y no esferas fijas, para no colisionar con los conductores al frente y detrás; más los que surgen de bocacalles e introducen la cabeza de sus vehículos en la fila en la que llevamos hora y media sin avanzar. Esta clase de tensión colma tanto al cuerpo humano, que convierte en fibras rígidas los tendones del cuello, hombros y brazos, mientras los músculos del rostro se encrespan en desesperada agonía. Y que no tenga el conductor estancado la desgracia de sentir urgencia por visitar el baño, pues el costo para su organismo se multiplicará por varios dígitos. Al llegar finalmente a su destino, con frecuencia, el dolor de cabeza acusa el maltrato.

Descrita ya, con suficiente y dramática ilustración, el calvario a que estamos sometidos los citadinos, paso a preguntarles, señores de la Autoridad de Tránsito y Transporte Terrestre (ATTT), por qué no aplican ninguna, pero ninguna, de las medidas que pueden atenuar una situación causada por el irresponsable exceso de autos –40 mil nuevos por año– embutidos en calles viejas, pequeñas, mal mantenidas y hechas leña por los camiones pesados que las recorren diariamente, tras el grial de otra locura panameña: la construcción de un montón de rascacielos en barriadas que apenas aguantan el tránsito de los viejos vecinos.

Desde hace años el gobierno debió detener la importación de automóviles. No entiendo por qué no lo han hecho, pues las agencias ganan más con la venta de piezas que con la de autos nuevos. Conservando nuestro vehículo por mayor número de años, muchísimos talleres de mecánica estarían empleando a más panameños.

De ahí que me pregunto ¿cómo es posible que ni el gobierno ni la Autoridad de Tránsito y Transporte Terrestre implementen absolutamente ninguna de las medidas que se aplican en otros países para disminuir la cantidad de autos que circulan al mismo tiempo, como el de placas impares o pares alternando los días? Aunque no sean soluciones perfectas, mejoraría el movimiento vehicular.

Autoridades responsables de la ATTT: no dilaten un minuto más el anuncio de regulaciones sensatas que ataquen este gran problema, para evitar que los conductores, llevados al borde de la locura, nos tornemos suicidas.


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