ELIMINACIÓN DE CRIADEROS

Los ‘Cazamosquitos’ al ataque

Corría el mes de julio de 1989, Panamá estaba bajo las amenazas del dengue hemorrágico y de las torturas del dictador. Luego de ver un documental sobre la excelente labor de los niños guías (scouts) en Puerto Rico en la lucha contra el dengue, pensé en organizar grupos más amplios de escolares para el mismo trabajo. Estaba de moda la película de los Cazafantasmas, así que el nombre de “Cazamosquitos” me pareció apropiado.

El primer grupo de éstos se constituyó con los niños de la Escuela Belisario Porras en San Francisco y luego con otro de la Escuela Puerto Rico, en Carrasquilla. Siendo coordinador del programa de salud escolar y médico pediatra en la policlínica Carlos N. Brin fue fácil conseguir la participación de los estudiantes.

Como uniforme inicial contamos con una camiseta blanca y un distintivo rojo con blanco que decía “Cazamosquitos autorizado” y contenía un Aedes aegypti dentro de un círculo con una diagonal indicando símbolo de “no hay paso”. La consigna fue revisar todos los alrededores en busca de criaderos y su eliminación inmediata. Luego, la misión se extendió a las casas y a la visita de sus vecinos, con otra etiqueta que rezaba: “El mosquito asesino lo crían tú y tu vecino”.

Al año siguiente muchas juntas comunales adoptaron el movimiento de manera extraordinaria. Tal fue fue el caso de la junta de Bella Vista, cuyos jóvenes emisarios casi voltearon mi casa. Esto se repitió también en muchas escuelas del interior y la capital coadyuvando con la labor del Ministerio de Salud (Minsa) y contrarrestando la mala educación de nuestros adultos que arrojaban receptáculos diversos al medio ambiente.

El Aedes aegypti transmite el virus de dengue y de la fiebre amarilla. Es una especie diurna, con mayor actividad a media mañana y poco antes de oscurecer. Vive y deposita sus huevos en los alrededores e interior de las casas, en recipientes utilizados para el almacenamiento de agua y en jarrones, tarros, llantas viejas y otros objetos que hagan las veces de envase de agua. Su capacidad de vuelo es de aproximadamente 100 metros; aunque la hembra, si no encuentra un lugar adecuado para depositar sus huevos, alcanza un vuelo de hasta 3 kms., por lo que el mosquito que pica es el mismo que el vecino o nosotros hemos “criado”.

Los panameños estamos de nuevo bajo la misma amenaza. La enfermedad es la misma, los desechos son los mismos y las víctimas seremos los mismos. La letalidad para el dengue hemorrágico ha sido del 50% este año. A diferencia de otras enfermedades, al enemigo lo podemos ver y destruir de una manera sencilla. Eliminemos los criaderos y cambiemos nuestros hábitos.

Sería de gran valor que el Meduca y el Minsa se unieran a fin de forjar un caza-mosquitos vigilante en cada hogar panameño y que se dedique un día a la inspección masiva de casas y establecimientos a través del lema “¡Salud, vecino!” de manera que todos efectuemos la inspección amistosa y mutua de lo que puede representar el foco de nuestra desgracia.


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