JORGE DE LAS CASAS JDELASCASAS@PRENSA.COM En la España de la Guerra Civil (1936-39) sufrieron una terrible matanza más de seis mil ochocientos sacerdotes, monjas y laicos que fueron asesinados por el simple hecho de ser creyentes.
El 22 de marzo de 1986 Juan Pablo II inició una serie de beatificaciones de estas víctimas. Se abrieron más de cien procesos de canonización para la declaración de estos santos, muchos de ellos, procesos grupales, referentes a mil 206 víctimas de la persecución anarco-socialista-comunista.
Desde 1931, el clima de odio religioso creció: en Asturias en 1934, en 10 días murieron 12 sacerdotes, 17 seminaristas, 18 religiosos y fueron incendiadas 58 iglesias.
A partir de julio de 1936, la masacre se hizo mayor: fueron muertos en forma atroz 4,184 sacerdotes diocesanos, 2,365 frailes, 283 monjas, 11 obispos. En Barbastro (Aragón) en un solo año fue exterminado el 88% del clero diocesano.
(Estas cifras fueron investigadas por Vittorio Messori, el célebre converso italiano para su obra Leyendas negras de la Iglesia.)
