Los propietarios del Club de Montaña Altos del Lago escalan, quizás, su pendiente más empinada en busca de fondos que les permitan saldar una deuda bancaria cuyo plazo termina el próximo 30 de septiembre.
Fundada el 14 de septiembre de 1972, la referida sociedad cuenta con dos propiedades: una ubicada en la vía Ricardo J. Alfaro (Tumba Muerto) y la otra en Calzada Larga, en Chilibre, al norte de la provincia de Panamá. Las dos instalaciones tienen una extensión aproximada de 47 hectáreas.
Pero la crítica situación de sus finanzas ha obligado a tomar acciones concretas, encaminadas a obtener fondos a través de la venta de esas fincas.
Carlos Parada, actual gerente general del Club, no quiso brindar entrevistas a La Prensa. Uberto Carles, presidente de la junta directiva de la sociedad, prefirió no hacer comentarios al respecto, debido a que no estaba autorizado por la junta directiva.
Socios del club, sin embargo, accedieron a conversar con La Prensa bajo el compromiso de la reserva de sus identidades.
Esos accionistas, precisamente, recibieron una carta sucrita por Carles en la que se les detallaba la situación financiera del club y las acciones a tomar.
En 1993, el club pidió al Banco Nacional de Panamá (BNP) un préstamo por el orden de un millón 250 mil dólares pagaderos a 15 años. Hasta febrero del año 2000, el club había pagado unos 936 mil dólares en concepto de capital e intereses, pero el banco rechazó los planes y estrategias de pago aprobados por los accionistas del club, según relataron.
Y no solo eso. Había fijado la fecha del remate de esas propiedades para el martes 31 de julio del año 2001 a las 4:00 p.m.
Cuatro días antes del plazo final, el 27 de julio de ese año, y tras una diligencia ante el Multicredit-Bank, la junta directiva del Club de Montaña logró una promesa de préstamo por un poco más de un millón 100 mil dólares para salvarse del remate al que sería sometido por el Banco Nacional de Panamá.
Pero, al parecer, las finanzas siguieron atravesando problemas.
En enero de este año, en una junta directiva ampliada, se explicó la "situación crítica" del club y las razones por las que se había optado por la venta de las fincas.
Casi un mes después, el 1 de febrero de 2003, se celebró una Asamblea Extraordinaria de Accionistas, en donde se insistió en la urgente necesidad de vender las fincas de Calzada Larga y de la Tumba Muerto. En esa reunión, se acordó la constitución de una Comisión Técnica que prepararía los pliegos de venta.
Aunque para el 12 de abril, ya se habían retirado al menos cuatro pliegos, no se había presentado ninguna oferta de compra.
La Comisión de Finanzas del club, no obstante, advertía que los ingresos habían disminuido considerablemente, y proponían la reestructuración general de los gastos del club.
Entre las medidas adoptadas figuraba establecer un cargo de 10% en concepto de mora al mes vencido y otorgar en concesión servicios de mantenimiento de piscina, seguridad y una nueva logística comercial que permitiera la explotación del bar del club.
"El futuro del Club está decidido", sentenciaba Uberto Carles, presidente de su junta directiva en una carta enviada a los accionistas del Club de Montaña. "Ahora nos toca a todos los accionistas obtener el mejor precio por las fincas y en esto los accionistas debemos comprometernos a velar para que las decisiones que se tomen cuenten con la transparencia y legalidad que deben tener actos de esta naturaleza".
Antes del 30 de septiembre próximo, fecha en que vence el plazo para la cancelación total de los préstamos otorgados a la empresa, los propietarios del club se ajustan los cordones de sus botas para llegar a la cima de su próxima montaña.
